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domingo, 9 de octubre de 2011

Vespasiano, nueva sangre para el Imperio

Aclamado emperador por sus legiones, Vespasiano sería el hombre que pondría fin a la anarquía que azotaba el Imperio Romano tras la muerte de Nerón (último representante de la dinastía Julio-Claudia) en el año 68 dc.

Nieto de centurión, hijo de un recaudador de impuestos y de la hija de un escriba; pertenecía a una familia que no tenía derecho al ius imaginum -derecho, reservado a las familias relevantes del imperio,  que permitía la exhibición de las imágenes de los antepasados familiares en el atrio de las casas o en momentos especiales como los funerales-. Pero Vespasiano jamás intentó ocultar su pasado, tampoco inventó leyendas para ennoblecer sus orígenes. Él mantuvo siempre una condición humilde y nunca oculto su rechazo al culto imperial.

Fue aclamado emperador por sus legiones en la provincia de Judea el 1 de julio del 69 dc aunque el Senado tardó seis meses en refrendar esta decisión. En el año 66, Nerón lo envío a sofocar la rebelión de los judíos; pero su camino a la cima militar no había estado exento de obstáculos. Su cursus honorum culminó cuando Vespasiano rozaba los 60 años. Fue pretor -magistrados que administraban justicia en Roma y que, en algunos casos, gobernaban las provincias- bajo el mando de Calígula. Con Claudio despuntó en las campañas de Britania por lo que fue nombrado cónsul -el más alto grado en la carrera pública- en el año 51. Pero su amistad con Narciso, el secretario del emperador, le granjeo la enemistad de Agripina (segunda esposa de Claudio) que tuvo una influencia notable durante los últimos años de gobierno de su marido y los primeros de su hijo Nerón (hasta que murió en su barco de recreo por orden de éste en el año 59).

Al morir Nerón se produjo una guerra civil entre las distintas legiones para decidir quien heredaría los laureles del Imperio. Durante este proceso Galba, futuro sucesor de Nerón, fue asesinado por Otón, prefecto del pretorio (líder de la guarnición acuartelada en Roma que, de facto, era la guardia personal del emperador) y éste fue vencido por Vitelio poco después. Aunque su victoria sería breve. Vespasiano controlaba las curtidas legiones de Judea pero además, se había procurado valiosos aliados. Murciano y las legiones sirias y Antonio Primo que dirigía las veteranas legiones danubianas. Fueron precisamente éstos los aplastaron a los ejércitos de Vitelio en Cremona en octubre del 69.

Ya como emperador, Vespasiano buscó reforzar la autoridad imperial para evitar la reiteración de los duros enfrentamientos internos que se acababan de sacudir Roma. En seguida designó a Tito como futuro emperador estableciendo el carácter hereditario al título (Hay que recordar que la dinastía anterior en teoría prevalecía el criterio de que el más válido sería emperador independientemente de su parentesco). Disminuyó el número de la Guardia Pretoriana para acotar su poder y su influencia. Este cuerpo militar se había convertido en una herramienta de agitación que era capaz de poner y deponer emperadores. Vespasiano quiso acabar con esta dinámica nombrando, además, a su hijo Tito Prefecto del Pretorio.

Durante los nueve años de su reinado fue cónsul y censor -para poder influir directamente en la elección de los posibles senadores-. Así depuró el Senado y lo controló por medio de sus fieles, ya que su cargo de censor le daba la capacidad de inscribir a éstos en las listas en perjuicio de otros. Todas estas medidas se acompañaron de una gran campaña de obra pública para reconstruir y embellecer Roma -devastada por las guerras y el incendio del año 69-. Bajo su mandato se iniciaron las obras del famoso Coliseo y el nuevo palacio imperial. Se construyeron acueductos, vías y calzadas.

La política interior y exterior se convirtió en el pilar de las directrices de gobierno gracias a importantes reformas. A su llegada al poder la hacienda pública estaba en bancarrota y emprendió una campaña de recaudaciones y ahorro. Apostó por una política fiscal eficaz que permitió sanear las arcas del estado. Acabó con las exenciones fiscales y estableció nuevos impuestos como el vectinal urinae (que debían pagar los curtidores por utilizar la orina de las letrinas públicas).  Aumento el reclutamiento de tropas, sobre todo auxiliares, y incrementó el número de jueces para dar respuesta a la gran cantidad de procesos pendientes.

Su hijo Tito fue el encargado para finiquitar el problema de Judea. La rebelión quedó desbaratada tras una sonada victoria romana en el año 71. Tras esto, Vespasiano se centró en reforzar el limes para controlar la amenaza de las beligerantes tribus germánicas. También reprendió la conquista de Britania y estuvo a punto de consumarla por medio del cónsul Agrícola. Aunque en el último momento, Tito debió trasladar tropas a las fronteras del Rin para atender nuevas urgencias. Esto dio al traste con la posibilidad de unificar Britania,

Muere en Cutilae en el 79 dc dejando un imperio saneado y reorganizado. Fue un hombre que recuperó los mejores valores de dirigentes pasados y los usó para reforzar un estado que languidecía tras la gestión de los últimos Julio-Claudios (a excepción de Claudio) y volver a situarlo a la cabeza del mundo antiguo.

23:59 "Mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma. Cuando caiga Roma, caerá el mundo" Beda el Venerable

La construcción del Coliseo se inicia en el año 70. El nombre oficial del edificio es Anfiteatro Flavio y buscaba llenar el vacío que produjo el incendio de un anfiteatro anterior. Las obras duraron todo el reinado de Vespasiano y finalizaron en el año 80 ya en reinado de Tito. Vespasiano jamás lo vio terminado. Fue la obra magna de un hombre al que muchos han querido tachar de racano y avaricioso. En realidad, y al margen de lo bueno o lo malo, los historiadores no estamos para juzgar a las personas. Lo cierto es que su legado fue rico, saneó el Imperio, lo reorganizó y lo dejó a sus herederos en perfecto estado. Quizá a determinados críticos se les debería responder con una premisa en la que no creo: "El fin justifica los medios". Pero me viene como anillo al dedo pues tampoco creo muchas de las leyendas, muchas creadas por Suetonio reconocido enemigo de Vespasiano, en las que se escudan determinados jueces de la historia. Pruebas señores, pruebas!


Texto: Juan Segura
Imagen: Artehistoria


La Foto

La destrucción del Templo
 Autor:Nicolas Poussin
 Fecha:1638
 Museo:Kunsthistorisches Museum
 Características:148 x 199 cm
 Material:Oleo sobre lienzo
 Estilo:Barroco Francés
Esta obra fue encargada por el Cardenal Barberini, quien había de remitirla en 1638 al conde de Eggenberg, embajador del Sacro Imperio ante el pontífice Urbano VIII, con destino al emperador Fernando III. La tela está firmada, lo cual es inusual, como puede verse en el borde del segundo escudo, a la derecha: "NI.PUSIN FEC(it)". Poussin ya había representado el asunto doce años antes para el mismo Barberini, lienzo que terminó en manos del poderoso Richelieu. La escena está tomada de la historia del romano judío Flavio Josefo, sus "Antigüedades Judaicas". Poussin sitúa el suceso ante la columnata del Templo. En el contexto de las guerras judaicas, a fines del siglo I, el emperador Tito (cuyo signo distintivo es el caballo blanco en que aparece montado), derrota a los habitantes de Jerusalén y ordena una feroz represión. Por ello, el suelo aparece sembrado de cabezas y cuerpos de civiles. El gesto de Tito corresponde a otro pasaje de Flavio Josefo. El victorioso Tito, que había tratado de salvar de la destrucción al Templo, llega tarde para evitar que las llamas se alcen desde su interior. La arquitectura, fiel al gusto de arqueólogo de Poussin, está representada con sumo detalle, cooperando a su juego equilibrado de perspectivas. De este modo, su rigor matemático atempera la crueldad de la escena. En cuanto al fin último de la obra, ¿era una advertencia del Pontífice sobre el poder de Dios ante los monarcas de la tierra?

*Esta ficha sobre el cuadro que ilustra el artículo está totalmente extraída de la página Artehistoria. 

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