Búsqueda rápida

sábado, 24 de diciembre de 2011

El Gran Capitán vuelve a Italia

Luis XII, nuevo rey de Francia, heredó de su padre las pretensiones por Italia. La Santa Liga, creada a iniciativa de los Reyes Católicos en 1494, ya no existía. Esto fue aprovechado por Luis XII para pactar con Venecia y el Papa Alejandro VI. Con el apoyo de sus nuevos aliados la incorporación de Italia al patrimonio de la monarquía francesa era una cuestión de tiempo. Luis XII también firmó una paz con España para evitar intromisiones en sus planes.
 
Una vez firmado el tratado Francia invadió Milán, derrocó a los Sforza y se preparó para lanzarse sobre Nápoles. Fernando el Católico no estaba, en ese momento, en disposición de hacer frente a su émulo francés así que se vio obligado a recurrir a su astucia política para ganar tiempo. El rey de Aragón –y rey consorte de Castilla- propuso a Luis XII la repartición de Nápoles. Para Francia quedaría el norte mientras que la monarquía hispánica conservaba la Calabria y la Puglia, manteniendo posesiones sobre el terreno para iniciar una guerra en un futuro más favorable.
Una supuesta alianza entre Don Fabrique III, rey de Nápoles, y los turcos en contra de Francia y sus aliados sirvió de tapadera para legitimar el acuerdo que no tenía otro objeto que ganar tiempo para preparar las armas españolas. El Papa dic su apoyó. La deposición de Fabrique fue un hecho, entonces, Fernando esgrimió su condición de heredero legítimo por pertenecer a la rama pura de los reyes de la Corona de Aragón mientras remarcaba el origen bastardo de los descendientes de Fabrique III. Fernando el Católico había dado orden de iniciar los preparativos militares mucho antes de formalizar el tratado que se ratificó el 14 de noviembre de 1500 en Granada.
Fue en este momento cuando el Gran Capitán recibió la orden de embarcar en Málaga rumbo a Italia al frente de 5000 soldados, 600 jinetes y una escuadra de 60 naves. Paralelamente, Luis XII movilizó 10000 infantes y 1000 lanceros bajo el mando del Señor de Aubigny con el objetivo de atacar Nápoles. También dio orden a Felipe de Ravenstein que apoyase con 6500 soldados al ejército principal francés. Ambos contingentes consolidaron su parte del territorio evitando el enfrentamiento directo y casi sin resistencia.
Sólo Capua se resistió al avance francés y fue tomada al asalto. El Gran Capitán hubo de hacer otro tanto en Tarento. Esta plaza daba refugio al primogénito de don Fabrique, un niño de 14 años, con derechos sobre el trono de Nápoles. Un cabo suelto que podía caer en manos de Francia o reclamar el trono, codiciado por Fernando el Católica, en un futuro. Tarento estaba rodeada de agua y era inexpugnable a un ataque naval. El único punto que permitía operar a las escuadras de gran calado era una bahía al norte a la que se accedía por dos canales que rodeaban la ciudad por el este y el oeste. El tránsito por éstos no era fácil pues ralentizaba el paso de la flota que además quedaba expuesta a las defensas de la ciudad.
Ningún enemigo había atacado jamás por ese punto pues el acceso era comprometido pero las otras alternativas tampoco eran mucho mejores pues implicaban un asedio largo y el Gran Capitán, con menos recursos que los franceses, no se lo podía permitir. Así que ideo un plan que sorprendió a propios y extraños. Trasladó la flota por tierra hacia la bahía del norte evitando la ratonera de los canales. Lo hicieron los soldados ayudándose de rodillos de madera. En poco tiempo la flota estaba batiendo a cañonazos los muros de la plaza y en pocas horas se había abierto una gran brecha. La ciudad capituló. Se pactó que el duque de Calabria quedase libre aunque en realidad el Gran Capitán lo dispuso todo para que fuese a España en calidad de prisionero de Estado. Evitando que Luis XII pudiese usarlo.
Estalla la guerra
Los franceses golpearon primero. Intentaron tomar la plaza de Capitaneta y para ello se envió al duque de Nemours al frente de un gran contingente que penetró en La Puglia exigiendo la rendición de la plaza presentando al Gran Capitán un ultimátum de una hora. Éste rehusó con uno de sus característicos comentarios que le valieron la admiración de sus hombres durante toda su vida: "Hermano, andad con Dios y decid al duque de Nemours e a monsieur de Aubigny que puesto que tantas veces les he dicho e requerido que esta diferencia se vea por justicia, y no quieren, y envíanme a decir que por fuerza me la han de tomar, que espero en Dios y en su bendita Madre de defendérselo e aun ganarles lo suyo, e ver muy presto al Rey de españa, mi Señor, ser señor de todo este Reyno, por la justicia que a todo ello tiene; e que vengan cuando quisieren, que aquí me hallarán, o que me esperen, que yo seré presto que queda con ellos."  Tras este episodio se iniciaron las hostilidades aunque no en esta ciudad.
Los españoles estaban en inferioridad. 3000 hombres y 600 caballos contra 7000 soldados franceses y suizos apoyados por 4000 caballeros pesados franceses. Al frente el Señor de Aubigny con notables militares franceses como el Señor de La Palisse o el Bayardo -del que se decía que no tenía tacha ni miedo-. Pero las filas españolas no se quedaban atrás. Los Colonna, Diego de Mendoza, Pedro Navarro, Pedro de Paz, Francisco Pizarro y muchos otros grandes soldados -a los que algunos dedicaré futuros artículos- se batieron en armas en aquella guerra, muchos de ellos serían, en el futuro, grandes militares y conquistadores.
Como decía, las cosas no empezaron bien para los españoles. La escuadra francesa hostigaba las comunicaciones privando al ejército hispánico de refuerzos y suministros; sobre todo de dinero para pagar la soldada. Cesar Borgia intentó aprovechar esto para sobornar con mejor paga a los soldados españoles. Cualquier otro hubiese capitulado pero... Fernando de Córdoba apostó por una táctica que le dic frutos en el pasado. Seleccionó la Barletta como plaza fuerte, un bastión fácil de defender y que permitía la huida a Calabria en caso de emergencia.
Allí concentró sus tropas dejando algunas guarniciones en ciudades importantes como Bari. Durante 7 meses los españoles estuvieron a la defensiva hostigando con golpes rápidos al enemigo. Picadas de mosquito que desgastaban pero que podían ser asumidas, por ahora, por el gran contingente francés. Estos obtuvieron, en un momento de necesidad, una gran victoria contra Hugo de Cardona en Calabria mientras el duque de Nemours tomaba Canosa y vencía a la guarnición de Pedro Navarro.
Dos duros reveses para las armas hispánicas a los que los franceses no supieron, probablemente, sacar rédito. Los españoles continuaron con su guerra de desgaste esperando el momento de asestar un zarpazo que permitiese recuperar la iniciativa. Francia sin embargo necesitaba una gran batalla. Con esto en mente, el duque de Nemours acudió a los muros de la Barletta en 1503 para desafiar a Fernando de Córdoba. Éste no se dejó enredar pues tenía en mente un astuto plan. Respondió al desafió de la siguiente manera: "No acostumbro a combatir cuando quieren mis enemigos, sino cuando lo piden la ocasión y las circunstancias".  
Nemours, viendo que no obtendría lo que anhelaba, decidió levantar el campo y marchar a Canosa. En éste momento el Gran Capitán sacó las garras. Ordenó a Diego de Mendoza atacar por sorpresa la retaguardia francesa con la caballería española. Se trataba de un señuelo para llevar a los franceses a una emboscada. Mordieron el anzuelo. Una parte del ejército francés inició una persecución contra los hostigadores. Éstos los condujeron hasta un punto en el que aguardaban dos cuerpos de infantería española prestos para el ataque. Ninguno regresó. La mayoría fueron muertos y algunos cayeron presos. Cuando Nemours quiso reaccionar los atacantes ya estaban a cobijo tras los muros de la Barletta. Este golpe no supuso muchas pérdidas para Francia pero si fue una burla a su orgullo y un aviso de lo que les esperaba a los que no habían aprendido nada de la primera guerra italiana.
El camino hacia la victoria
La primavera de 1503 supuso una bocanada de aire fresco para las armas españolas. El almirante Lezcano derrotó a la armada francesa en Otranto permitiendo la llegada de refuerzos y dinero. En tierra otro nuevo golpe de ingenio y audacia del Gran Capitán dic como resultado una victoria importante. La ciudad de Castellaneta se rindió a los españoles para desquitarse de las vejaciones y abusos sufridos bajo dominio francés. El duque de Nemours decidió retomar la plaza y dar ejemplo a los traidores. Para impedir el plan francés, Fernando de Córdoba ideó una estratagema brillante. Organizó una salida nocturna con la totalidad de su ejército hacia la ciudad de Ruvo. Las tropas recorrieron 14 Km. a marchas forzadas y montaron la artillería. Al Alba, la guarnición de Chabannes se despertó a golpe de cañón y en pocas horas se había abierto brecha. Los curtidos infantes españoles hicieron el resto, tomando la plaza en 7 horas tras un encarnizado combate. Se hicieron 600 prisioneros y se capturaron 1000 caballos. Un duro golpe para Francia.
Los hombres idolatraban a su líder. Los curtidos soldados españoles le darían su alma prueba de ello fue este hecho. En 24 horas el ejército recorrió 30 Km. -ida y vuelta- montó la artillería y asaltó y tomó una plaza. Al final de la jornada estaban de nuevo en la Barletta. Esta determinación y coraje es difícil de contrarrestar en una guerra. Es la obra de un gran general. Éste botín fue decisivo. Los españoles habían recibido refuerzos (2000 soldados alemanes enviados por Maximiliano y 3000 peninsulares al mando de Fernando de Andrade). Con este contingente y los caballos capturados el Gran Capitán estaba listo para tomar la iniciativa.
La ofensiva española fue, salvando las distancias, una blietzkrieg. Una campaña relámpago de golpes duros y contundentes. En un mes los franceses habían sido expulsados de Nápoles. El 21 de abril el destino quiso que las tropas españolas se midieran a las francesas en Seminara, lugar donde el Gran Capitán cosechó su única derrota en toda su carrera militar nueve años antes durante la primera guerra de Italia, pero esta vez en igualdad de fuerzas.
Se impuso el brío español. El combate fue durísimo pero la infantería española doblegó a la francesa. Éstos se retiraron dejando en el campo  más de 2000 muertos y centenares de heridos. Al mando de Andrade, los españoles sacaron la espinita clavada de su Gran Capitán y expulsaron a los franceses de toda Calabria. Ocho días más tarde, Fernando de Córdoba venció en persona al duque de Nemours en la capital batalla de Ceriñola. El propio duque fue muerto y el sur de Italia quedó bajo el mando español.
23:59 Cuanto más leo sobre este personaje, más me cautiva. Blas de Lezo era genial pero éste, éste aún era mejor. No creo que hubiese en aquella época un militar similar que despuntase en todos los aspectos de la guerra. Sus hombres lo adoraban y conseguía sacar de ellos lo inimaginable. Sus innovaciones tácticas, su ingenio y el brío de los militares bajo su mando -muchos de ellos dignos de artículos- convirtieron las armas españolas en una tropa sin parangón. El próximo post tratará la segunda parte de la guerra dando especial importancia a la Batalla de Ceriñola. Un enfrentamiento que decantó el conflicto del lado español de manera inapelable.

Viernes noche de mitología

Portada de este genial juego de mesa
Ayer, los del Somatent probamos en el Club Alpha Ares el juego de tablero Cycladas y lo pasamos en grande. Muy sencillo, con una dinámica muy ágil y fácil de captar y que te obliga a pensar y plantear una estrategia sólida. En tu poder tienes flotas y tropas que debes ir poniendo sobre el tablero conforme las vayas comprando. Con ellas debes salvaguardar tus posesiones de las "poco sanas" intenciones de tus rivales y también debes diseñar una táctica para invadir nuevos territorios, expandir tu imperio con el objetivo de ganar más dinero.

La pasta es la clave y es vital tener un ingreso fluido si quieres prosperar en el juego y alzarte con la victoria. Vence el que logra controlar dos metrópolis, bien construyéndolas o conquistándolas a los enemigos. Los dioses son una parte importante de la secuencia del turno, pues sobre ellos se vertebra la iniciativa y las acciones. Los jugadores hacen ofrendas al Dios que les interesa pudiendo competir entre ellos por el mismo. Una vez cada jugador tiene asignado un Dios se procede a actuar. Ares permite generar tropas y lanzar ofensivas terrestres. Poseidón es similar pero con flotas. Atenea permite acceder a filósofos y Zeus a sacerdotes.

Cada divinidad permite la construcción de un edificio. Al tener uno de cada tipo podemos construir una metrópolis. Además, Atenea te permite comprar filósofos. Con cuatro de ellos también podemos obtener una metrópolis. El rey del Olimpo nos proporciona sacerdotes con los que abarataremos el coste de las ofrendas y el de las criaturas mitológicas.
Parece pequeño pero da mucho de si. Ojo si os lo tomáis muy a pecho podéis perder amigos jeje

Todo el material
Estas son muy importantes y de hecho ayer una de ellas, el Pegaso, fue determinante para la resolución de la partida. Varios jugadores estábamos en disposición de ganar y Pegaso era la clave. Lástima que no puede comprarlo yo jejejeje.

23:59 Os recomiendo este juego, muy divertido para jugar máximo 6 personas. Aquí saldrán a florecer los más oscuros instintos del ser humano y las puñaladas traperas, alianzas de parche y demás rastreradas estarán a la orden del día. Quizá está mal que lo diga aquí pero, es un juego cabrón en el buen sentido de la palabra. Lo pasamos genial y sin duda repetiremos. Ya estamos deseando conseguir la expansión.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Independence Class Battleship

Plano general del Independence. Me encanta la miniatura
Pues bien! Ya estoy enfrascado en un nuevo proyecto. Hoy he terminado el Independence Class Battleship del ejército de Estados Unidos del wargame Dystopian (Spartan Games). En el grupo Somatent del Club Alpha Ares tenemos intención de mover este juego y por eso hemos adquirido todas las flotas disponibles. Para las que van a salir ya tenemos algunos candidatos. A la hora de decidir los colores opté por el verde porque me encanta como les sienta a las miniaturas. Tengo predilección por todo lo verde que pega buenos zambombazos así que para que pensar más.


Plano donde se puede apreciar el armamento.
El suelo está pintado en marrón y con una tinta marrón quemado. Los metalizados con un par de tonos pasamos. Rápido y sencillo, listo para lanzar misiles y obuses al resto de facciones. Como ya he decidido la gama cromática que usaré he imprimado el resto de la flota y creo que en tres o cuatro días os la podré presentar.

23:59 Este mes la completaré con el portaaviones y los robots de combate John Henry. Aquí os dejo las fotos. Qué las disfrutéis!



Desde otra perspectiva, me gusta el resultado final. Tampoco persigo la perfección simplemente que pase

Desde arriba, armado con baterías de misiles

Aquí podemos apreciar el escudo defensivo. Otro complemento con el que se puede equipar

Aunque asuste de frente. Hace verdadero daño a distancia con los misiles y cuando dispara con el lateral

Armado con un generador defensivo. Otro interesante complemento

jueves, 15 de diciembre de 2011

La Talaia del Montmell

Impresionante vista de La Creu y el Castillo.
Hace un par de semanas recorrí un camino por el que transitamos, una noche del otoño pasado, buscando el pueblo abandonado de Marmellar. Resulta que se puede acceder al pueblo pero no es el camino correcto, sin embargo por esta senda descubriréis unas sierras y unos bosques preciosos. Os presento una fantástica ruta para gente joven, sin niños pues en algún punto presenta tramos difíciles que requieren trepar por roca. La Talaia de Montmell es una ascensión preciosa y poco conocida. En mi siguiente escapada, volveré y la haré al revés desviándome a la érmita de Sant Marc y al pueblo abandonado de Celma. Pero eso será otro día y adjuntaré la pertinente explicación.
Datos Prácticos

Acceso: Carretera a la Joncosa del Montmell, desde la Bisbal del Penedés, accesible por la AP2
Duración: 3 horas
Dificultad: Caminos estrechos en muchos momentos. Pedregales. Aunque abundan las pistas de tierra anchas y los caminos de bosque bien señalizados. En un tramo será obligatorio trepar por roca.
Interés fotográfico: Impresionantes vistas, os lo aseguro! Pinedas y bosques preciosos, ermitas antiguas muy bien conservadas, pueblos abandonados y un paisaje increible. No debería añadir nada más para despertaros las ganas de calzaros las botas.
Material: Botas de montaña, calcetines de trekking, camiseta transpirable, un polar y un cortavientos. Una mochila, agua y algo de almorzar. Con ésto hacemos!

Entre viñedos llegaremos a la pista principal desde la que accederemos al Montmell


 La ruta

La Talaia (861 metros) es la cota más elevada del Penedés histórico. Es el techo de una sierra que llama la atención porque se alza en un entorno completamente plano. Tras llegar a la zona deportiva de la Joncosa del Montmell (convenientemente señalizada antes de la entrada del pueblo) dejamos el vehículo en una zona de tierra con árboles al lado de una pista deportiva. Nos pertrechamos. Ubicándonos en la rotonda por la que hemos llegado, o en su caso la que tenéis en la dirección contraria si accedisteis por el centro del pueblo, veremos un pequeño camino a la izquierda que se va de la carretera.

Si os fijáis podéis apreciar la entrada a la izquierda de la carretera, justo después de la segunda señal 


El camino no presenta ninguna dificultad, andamos entre viñedos por una senda bastante pedregosa y que puede presentar algún barrizal. No tiene pérdida a pesar de no estar señalizado. El camino principal es bastante visible y en caso de equivocaros en seguida os daréis cuenta porque el camino se acaba en algún viñedo, así que sólo tendréis que desandar y retomar el bueno. Lo dicho no tiene pérdida! En unos 15 minutos llegarés al cruce con la pista principal. Ancha y apta para vehículos todo terreno. Seguiréis hacia la derecha todo en suave subida.

El cruce del que os hablo. Seguiréis hacia la derecha por la pista principal
Andáis un km aproximadamente y encontraréis un cartel que indica el acceso a la zona recreativa del Montmell. Podéis seguir el camino y llegaréis a la erminta nueva de San Miguel dando un rodeo. Si hacéis caso al cartel y seguis por la izquierda llegaréis en seguida a unas barbacoas y desde aquí acortáis campo a través por un pequeño camino para llegar a la pista principal y a la ermita.
Pues eso, las dos alternativas son buenas pero a mi las pistas para 4x4 me cansan y prefiero siempre la otra ruta jejejeej. Voto izquierda!
Sin mayor complicación llegamos a la primera parada: la ermita nueva de San Miquel

Fachada de la ermita nueva

Plano general de la ermita. La restauración no es nada del otro mundo
Cartel informativo sobre la historia de la ermita                                      





Desde la ermita veremos un cartel indicativo un pequeño sendero muy empinado se va de la pista principal. Lo tomamos y lo seguimos y en unos 600 metros con pendiente y pedregal llegaremos a la ermita de San Miquel, la antigua, con una terraza preciosa y unas vistas impresionantes. Además se puede entrar al interior.

Este es el camino y desde aquí a la ermita
Terracita de la ermita. Se puede ver la pista principal abajo
Por el lateral de la vieja ermita iniciamos la ascensión al castillo

La ermita y sus bonitas vistas son un lugar adecuado para parar beber aguas, sacar unas fotos y coger aire, también para tomar un bocado. A la derecha de la ermita sigue un pequeño camino muy empinado y estrecho que nos llevará hasta el Castillo o la Cruz. En este punto tenéis dos opciones y las dos exigen trepar. Podéis subir al castillo trepando directamente por la roca. Es sensacional y no hay camino. El viento pega fuerte pero llegarés. Yo escojo esta, es increible! En algún momento impresiona mucho porque el corte y el desnivel se las trae. Si no sois amigos del riesgo seguid a la izquierda por el caminito. Tendréis que trepar por alguna roca pero al final llegaréis a una encrucijada. Estáis en medio de los dos montes gemelos. El trek de la izquierda sube al castillo, el de la derecha a la Creu. Los que hayáis subido trepando al castillo bajaréis por el caminito hasta este cruce y subiréis hacia la Creu.

Trepada por la Roca. Impresionante. No pude sacar más fotos porque hay que estar pendiente. No hay protección
Vistas desde lo más alto. El desnivel asusta jejeje

Ruinas del Castillo
Vista de La Creu desde el castillo

Una vez en la Creu seguimos por la cresta, que no presenta dificulta por un sendero precioso que sube suavemente, baja y por fin se alza definitivamente hasta la Talaia, donde podéis echar fotos, almorzar, flipar con las vistas y firmar en el libro. Si os fijáis veréis un camino muy empinado que desciende, pues bien bajad por ahí hasta que lleguéis a una señal informativa.

Unos que me encontré y que tuve que adelantar en la bajada porque lo hacían con mucho miedo. Recordad que hay que bajar con cuidado pero con decisión y seguridad. El miedo es mal compañero en la montaña.

El letrero, por ambos caminos llegaremos a destino pero os recomiendo la izquierda. El camino es impresionante y el bosque una preciosidad

Camino de la Cresta. Sensacional tras esa pequeña cima, descendemos y luego subimos a la Talaia

En el cartel, tomad el camino de la izquierda y no tengáis prisa. Regocijaos con la bajada y la vegetación. Por el camino encontraréis un árbol viejo, muy viejo que parecen tres. Es obligado abrazarlo os dará fuerza y paz.

Increible
Si seguís caminando dirección a la zona recreativa siguiendo los carteles volveréis a llegar en poco tiempo a la ermita nueva. Desde allí sólo tenéis que desandar el camino para volver al coche. Es la hora de comer y por esa zona se hace de lujo. Aún os quedará tiempo de tomar una cañita con aperitivo si habéis madrugado. Que la disfrutéis.

Una caminada preciosa

Otra imagen suelta de los dos picos tomada a la vuelta pero con el zoom. Es una excursión muy bonita
23:59 Como he dicho, en cuanto tenga el coche operativo volveré a la zona y la haré desviandome a San Marc y Celma. No pongo ningún mapa porque no hay problema de perderse. Para cualquier duda mi mail está abierto. Un comentario y os responderé en breve. También estoy en Twitter y Facebook; podéis acceder desde este mismo blog. Saludos!





miércoles, 14 de diciembre de 2011

El Gran Capitán, primera guerra de Italia


Pido disculpas por no atender este blog durante varios días pero una desafortunada caída me ha mantenido alejado de mis menesteres habituales un tiempo. Pero sano y recuperado, procedo a continuar con la serie de post que decidí dedicarle a Gonzalo Fernández de Córdoba, uno de los más ilustres militares de la historia de España. Este segundo artículo se centrará en el periodo que abarca de 1495 a 1500. No me extenderé más en este preámbulo, os dejo con los azares y aventuras de uno de los grandes de nuestro pasado.

Antecedentes

El Gran Capitán
El reino de Nápoles se creó al establecerse los normandos en el sur de Italia durante el siglo XI. Pasó a los Hohenstaufen y posteriormente, el Duque de Anjou tomo posesión del reino hasta que la Casa de Aragón lo conquistó en 1422. Cuando Juan II reunió -en las Cortes de Fraga de 1460- las coronas de Aragón, Navarra y Sicilia decidió proclamar a su hijo Fernando como Rey de Nápoles. El nuevo monarca era primo carnal de Fernando el Católico.


Fernando de Nápoles fallece el 25 de enero de 1494. El difunto no gozaba de muchos apoyos pero el sucesor, su hijo Alfonso, aún era menos querido. Esta oportunidad fue aprovechada por el rey Carlos VIII de Francia para exigir sus derechos sobre el reino para la Casa de Anjou. Obtuvo el apoyo de los Sforza de Milán, los Orsinni, los Colonna, los duques de Ferrara y la República de Génova. Venecia y Florencia no se opusieron en primera instancia.


El ejército francés cruzó los Alpes en 1494. Se componía de 12000 soldados (suizos, alemanes y franceses) armados con picas, ballestas y arcabuces; 11000 jinetes y 140 piezas de artillería. Al frente de esta hueste, Carlos VIII desfiló por Italia entrando en Roma el 31 de diciembre. El Papa Alejandro VI cedió al Rey de Francia todo lo que necesitase para la invasión de Nápoles. 


Los Reyes Católicos enviaron embajadores, pues veían peligrar sus posesiones en Sicilia, para negociar con Carlos VIII. Pero los intentos fueron infructuosos. Ante este panorama Fernando el Católico envió una escuadra al mando de Galcerán de Requessens, conde de Palamós, en ayuda del virrey de Sicilia, Hernando de Acuña e inició los preparativos de un cuerpo expedicionario al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba. Alfonso II había enviado una escuadra y parte de sus tropas a Génova y la otra parte al curso inferior del Po, pero fueron derrotados. La nobleza napolitana le obligó a abdicar en favor de su hijo Fernando II que también fue vencido en Garellano casi sin presentar batalla.


Ante el desastre pidió ayuda a sus parientes de la Corona de Aragón y Castilla otorgándoles las fortalezas de Regio, Crotona, Squilace, Tropea y Amantia. Éstas eran capitales para conquistar el reino de Calabria. Pero en esos momentos Carlos VIII rendía Castelnuovo y entraba en Nápoles el 22 de febrero haciéndose coronar Emperador y rey de Jerusalén. Pero los españoles no habían permanecido ociosos. Su hábil diplomacia había formalizado la Santa Liga, una alianza contra Francia formada por los Habsburgo, Venecia y la arrepentida Milán.


Ante el temor de quedar rodeado, Carlos VIII emprende la retirada dejando una guarnición en las plazas más importantes compuesta de 6000 soldados suizos, 6000 gascones con el apoyo de mucha artillería y un contingente de caballería. Esta fuerza quedó al mando de Gilberto de Borbón, nuevo virrey de Nápoles. Con los preparativos hechos, Carlos y el resto de sus fuerzas abandonaron Italia venciendo por el camino a las fuerzas venecianas y milanesas en la batalla de Fornovo el 6 de julio de 1495.

Tropas españolas repelen una carga de caballería
Tras la Guerra de Granada, Francia amenaza con conquistar toda Italia y se le asigna al Gran Capitán la misión de partir a Nápoles con un contingente militar. Gonzalo zarpó para Sicilia en 1495, a la edad de 42 años con una larga trayectoria de victorias a sus espaldas.

La primera guerra de Italia

El Gran Capitán llegó a Mesina el 24 de mayo de 1495 al frente de 5000 soldados de infantería y 600 jinetes. Allí se reunió con Fernando II para preparar el plan de reconquista. El napolitano apostaba por un asalto a la capital. Pero Gonzalo le convenció de lo contrario. Los franceses ocupaban toda Nápoles con guarniciones bien pertrechadas y artilladas. En Calabria la situación era diferente. Las plazas estaban peor defendidas y la gente apoyaba a la Casa de Aragón. Gonzalo aconsejó a Fernando II comenzar por allí aprovechando la mayor proximidad a Sicilia desde donde recibirían suministros y abastecimientos enfrentándose a una fuerza enemiga de menor potencia.

Los españoles desembarcaron en Calabria el 26 de mayo. Entre las filas estaban bravos soldados y capitanes curtidos en las guerras de Granada. Una tropa veterana, experimentada y bien dirigida (Alvarado, Peñalosa, Benavides y Pedro de Paz; también bravos marinos como Galcerán de Requessens y López de Arriarán). Allí se les unieron 3000 voluntarios italianos capitaneados por Hugo de Cardona y mercenarios tudescos al mando del Marqués de Pescara.

Gonzalo mostró rápidamente su valía como general. Consciente de su inferioridad, usó el ingenio para desgastar a una fuerza mucho más potente en batalla campal. Inició una serie de escaramuzas, ataques y repliegues aprovechando la gran movilidad de su ejército. El enemigo se dedicaba a perseguir fantasmas. Los españoles golpeaban rápido y duro pero siempre evitando enfrentarse al grueso principal francés. Los ataques iban encaminados a conquistar objetivos vitales, desconcertar y desgastar psicológicamente al enemigo, curtir a los bisoños y obtener apoyos. En un mes se había hecho con el control de las fortalezas cedidas por Fernando II.


Everardo Stuart, Señor de Aubigny y segundo al mando de las fuerzas francesas del sur de Italia, intuyendo la estrategia española obligó a éstos a presentar batalla en Seminara. El 21 de junio las tropas españolas fueron vencidas. Pero los franceses quedaron asombrados ante aquellos combatientes de gran vigor y disciplina. No causaron muchas bajas y la derrota sobrevino por la huida de los italianos. Pero éste imprevisto obligó al Gran Capitán a abandonar todas las fortalezas conquistadas y refugiarse en Reggio

El Gran Capitán ante el cadáver del Duque de Nemours
Lo que no podía ganarse con las armas se ganaría con astucia. Gonzalo de Córdoba encargó a Fernando II que embarcase hacia Sicilia en busca de refuerzos. Le había otorgado el mando de los mercenario del Marqués de Pescara. Tras el acopio de tropas y por orden del Gran Capitán, Fernando II desembarca con su ejército en el continente y logra sacar de los muros de la capital al duque de Montpensier. Éste se presenta en el campo pero su enemigo no está. Mientras se volvía loco buscándolo. Fernando II estaba entrando al frente de sus tropas en la Capital sin recibir una sola baja.


El Gran Capitán permanecía en Reggio haciendo creer al Señor de Aubigny que le tenía arrinconado y que sus tropas estaban más castigadas de lo que en realidad era. Así que éste envió a Precy, su subordinado, a Nápoles en auxilio del Duque de Montpensier. Éste se parapetó en los fuertes al ver el engaño pero fue duramente castigado por las tropas de Fernando II, el pueblo sublevado y la armada española de Requessens. Al final logró escapar con 2000 soldados a Salerno; allí se les unió Precy.


El plan iba viento en popa, Gonzalo de Córdoba había logrado dominar la capital y dividir las fuerzas francesas. Cuando todo estuvo consumado lanzó un ataque nocturno con 200 jinetes logrando apresar a un gran número de soldados suizos. Con las cosas más equilibradas lanzó una serie de ataques audaces similares que le garantizaron la conquista de Muro, Calana, Bagneza, Esquilace y Sibaris; a finales de año el Gran Capitán era dueño de todo el Sur de Calabria. Aprovechó el invierno para reorganizar sus fuerzas y recibir refuerzos (1000 gallegos mal armados y algunos voluntarios napolitanos). Gonzalo había dado un duro golpe con cerebro y 200 jinetes. 



En febrero de 1496 había llegado dinero de España y por tanto el Gran Capitán reemprendió las operaciones. Primero lanzó un rápido golpe a la ciudad de Cosenza en la Alta Calabria, indispensable cabeza de puente, que sometió tras tres vigorosos asaltos. En ese momento Fernando II pedía ayuda para vencer a Montpensier y Precy que tras reorganizarse en Salerno habían sido empujados, arrinconados y sitiados en la plaza de Atella


Se puso el Gran Capitán en camino aunque no sin imprevistos. Le llegaron noticias que Américo de San Severino, conde de Mélito, se había reunido en Lanio con un grupo de nobles angevinos pro franceses para plantarle batalla. Gonzalo, mostró de nuevo su genio en un nuevo golpe de audacia. Debía vencer a esos sublevados que podían mandar al traste sus planes o reforzar las desgastadas fuerzas de Aubigny. Dirigió una operación nocturna por caminos poco transitados y al amanecer entró en Lanio con todas sus fuerzas sorprendiendo a los nobles, cortando el paso de los refuerzos. Aplastó a las tropas que acudieron en auxilio de la fortaleza y mató al líder de la rebelión, capturando a un conde, doce barones y más de cien caballeros.


Reforzado con 500 hombres recién llegados de España, Fernández de Córdoba se incorporó se incorporó al sitio de Atella el 26 de junio de 1496. Apenas contaba con 500 jinetes, 70 hombres de armas y 1000 infantes escogidos, pero logró la capitulación en un mes. Para ello distribuyó las tropas y tomó el control de los molinos y plazas de los alrededores que abastecían la ciudad. Montpensier negoció incluyendo en la capitulación todas las plazas de Nápoles. Además, los españoles lograron rendir a 5000 infantes franceses de los que sólo llegaron a Francia 500. El resto murió de enfermedad por el camino entre ellos el Duque de Montpensier.  Por éstos hechos se granjeó oficialmente el nombre de: El Gran Capitán. 


Regresó de nuevo a Calabria para acabar con Aubigny al que logró arrinconar en Galípoli y vencer definitivamente en verano liberando toda Calabria. Antes de dejar Italia, el Papa pidió al Gran Capitán que recuperase el puerto de Ostia. Lo rindió en ocho días, con un hábil ataque por dos lados. La artillería abrió brecha y los infantes españoles se lanzaron al asalto. Aprovechando esta distracción el embajador de Castilla en Roma, Garcilaso de la Vega lanzó un asalto por el lado opuesto contra el que nada pudieron los desconcertados defensores. Tras la victoria, el Gran Capitán entró en Roma con Honores y se le otorgó la máxima condecoración pontificia. 
Nuestro héroe en un billete de 100 pesetas


El rey Don Fadrique, nuevo soberano de Nápoles tras la pronta muerte de Fernando II, lo nombró Duque de Santangelo y le concedió posesiones en los Abruzzos con las siguiente palabrasque era debido conceder siquiera una pequeña soberanía a quien era acreedor a una corona." Las operaciones militares se trasladaban ahora al Rosellón y por tanto fue llamado a España. Hizo escala en Sicilia adonde fortificó las costas y administró justicia. Llego a España en 1498 y fue aclamado como un héroe nacional. Añadiendo más gloria a su nombre tras someter en 1500 la rebelión de las Alpujarras


23:59 Al despedirse del papa hubo una escena bastante violenta. El papa se mostró dolido de los Reyes Católicos ante el Gran Capitán. Este le replicó que no olvidara los servicios que le habían prestado, y que recordara las palabras que había dicho hacía poco tiempo: "Si las armas españolas me recobraban Ostia en dos meses, debería de nuevo al Rey de España el Pontificado.". Y el Gran Capitán añadió que las armas españolas no tardaron dos meses sino ocho días. Y siguió atacando al papa diciendo que "mas le valiera no poner a la Iglesia en peligro con sus escándalos, profanando las cosas sagradas, teniendo con tanta publicidad, cerca de sí y con tanto favor a sus hijos, y que le requería que reformase su persona, su casa y su corte, para bien de la cristiandad."  En ésta primera campaña introdujo los rodeleros, hombres de armas que acababan con los piqueros introduciéndose debajo de sus picas. También incrementó los arcabuceros en una proporción de 1 de cada 5 hombres.


sábado, 10 de diciembre de 2011

Unos tiritos entre amigos

Este viernes probamos, por fin, el reglamento de Operation Squad. A algunos del club nos llamaba la atención y teniamos ganas de probarlo. Personalmente, no me decepcionó. Normalmente se juega uno contra uno pero nosotros, gente peculiar donde la haya, decidimos organizar una partida con dos escuadras por bando y 8 SI OCHO generales en la mesa. Y un árbitro que, pobre, se las vió y se las deseó para explicar el funcionamiento del juego a ocho enajenados con ganas de sangre. Se ganó el cielo, os lo aseguro.

La partida enfrentó a una escuadra de Rangers norteamericanos y una de paracas contra dos escuadras de granaderos de la Wehrmacht. En principio las listas yankees eran más competitivas pues ponían sobre la mesa a dos unidades de élite en detrimento de los boches. Los del Tío Sam rompían a 9 bajas, los bravos arios de adolfito a 8. Los ánimos bullían ante el fragor de la batalla que se avecinaba. Todo estaba listo y ambas facciones se lanzaron al asalto a conquistar una vieja fábrica destartalada por las bombas y por el empecinamiento de algún alemán que se empeñaba en meter el puño junto con sus figuras.

Los americanos, en plan cagadete, desplegaron en línea en el interior de cuatro bosquecillos de los que, salvo Pedro y Jaume, ya no saldrían. Ya se sabe, es época de bolets. Los alemanes, bisoños pero con un par, desplegan a pelo para lanzarse en pos del objetivo. Como somos así de salaos y queriamos comprobar lo difícil que era morir en éste fuego, dejamos a dos pringaos con la LMG fuera del bosque. Dos tiros sin cobertura dos bajas. Moraleja, jamás desplegar fuera de cobertura!

Adolfito se tiraba de los pelos porque en el mismo turno caian dos alemanes más ante dos certeros disparos, con mucha suerte, de los aliados. Los generales orc... digo americanos festejaban, cantaban y reían creyéndose vencedores. Esto no sentó nada bien a los teutones que en el turno 2 pelaron a cuatro americanos e hirieron a otros dos. Jaime, viendo el panorama, se hizó el carné de la ONU y se escondió dentro del bosque para no salir nunca jamás.

Mientras tanto nuestro oficial al mando no dejaba de fallar iniciativas. Tranquilos! Ha sido convenientemente ejecut.... esto, premiado al más puro estilo hitleriano. Los disparos se sucedieron sin cesar y una granada llena de mala baba reventó a un pobre paracaidista yankee que había llegado a la fábrica. Nein, nein, neinnnnnnnnnn! Adolfito arengaba a sus tropas pero ya se sabe que la flor en el culo es americana. Un paraca pasó corriendo delante de una LMG y se quedó quieto delante. Le llovieron disparos por todos los lados pero ninguna bala le tocó. El tipo con toda su parsimonia sacó su pistola y se cargó al operador de la ametralladora.

Este llamemoslo "movimiento heroico" subió la moral de los castigados americanos que, ahora si, entonaban los cánticos de una casi asegurada victoria. El ejército alemán había sufrido ocho bajas y debía chequear. Todo el lado izquierdo permaneció en la mesa beneficiándose de la superior VT del oficial. Cuando le llegó el turno a éste, nuestro mando siguió empecinado en sacar unos, y huyó;  junto con todo el flanco derecho alemán que, contagiado por la caguinitis aguda de su teniente, tomó las de Villadiego. Una orden de busca y captura ha sido emitida por las altas instancias del Reich para "premiar" como se merece a tan heroico oficial.

23:59 Gran partida, rápida y muy divertida. Volveremos a darle. Siento que no tener fotos pero de vez en cuando tengo derecho a jugar y dejar de lado este menester. De todas maneras era una partida de prueba y tampoco era determinante (jus,jus,jus) en cuanto lleguen mis paracaidistas alemanes y mis granaderos ajustaremos las cuentas a esos americanos facinerosos. Nos echamos unas buenas risas y comprobamos que es un reglamento apto para realizar una partida dinámica. Archivado! Si alguien hizo alguna foto que me la pase y la colgaré junto al artículo. Para que luego nadie diga que soy tendencioso.  Mención especial para el árbitro que tuvo que capear con todos nosotros.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La Confederación conquista Barnalúdica

El grupo Somatent del Club Alpha Ares de Barcelona estuvo en las Jornadas de Ayudar Jugando, organizadas por Barnalúdica los días 3 y 4 de diciembre, en las que organizó una partida de demostración de miniaturas de la guerra civil americana en 28mm. El reglamento usado fue nuestro viejo conocido Brothers against Brothers. Durante todo el día se produjo un incesante combate por la conquista de un pueblo de vital importancia para las comunicaciones de la Unión.

Se jugaron dos partidas (mañana y tarde) con sendas victorias del Sur. En la primera, la Unión estuvo muy cerca de conseguir su primera victoria pero su asalto final fue repelido por la bravura de los rebeldes que ganaron por un miserable punto. La tarde traería mayor gloria al Sur.

Con un impresionante despliegue por ambas partes, en el tercer turno comenzaron los disparos. El Sur repartió equilibradamente sus tropas y un impresionante resultado en el movimiento les permitió alcanzar el puente, la encrucijada, el polvorín y copar toda la línea de vallas y las posiciones de tiro. Por desgracia, dos grandes tiradas nordistas les hicieron llegar antes al salón con una escuadra, aunque el resto no siguió su ritmo; y con otra tomó la escuela ante la atónita mirada de los rebeldes que se quedaron a las puertas.

El general confederado lo tenía claro. Gracias a su despliegue controlaba el campo pero debía recuperar el Salón antes de que la Unión reforzase a su vanguardia. El tercero y el cuarto de Texas se lanzaron al asalto. Algunos bravos hombres del Sur quedaron en el camino pero serían recordados con honor. Sus compañeros les vengaron pasando por la bayoneta a todos los yankees y tomando el Salón para la Confederación gracias a un movimiento audaz y necesario.

Esto arruinó la moral nordista. Los rebeldes bien parapetados practicaban el tiro al pato con los chaquetas azules cuyo valor sólo les sirvió para morir una vez tras otra. El peso de las bajas hizo que muchos soldados pusiesen pies en polvorosa. Tres escuadras habían sido aniquiladas por completo, el núcleo central estaba muy mermado y su artillería había sido silenciada por un certero cañonazo que destrozo a más de la mitad de la dotación.

Sólo la escuadra del establo estaba intacta. En el bosque el segundo de Maine mantenía la línea mientras todos los reclutas de Boston, atemorizados por los curtidos rebeldes, se escondieron en el bosque y se negaron a pelear. Las unidades del centro, diezmadas, comenzaban a retirarse y dejaron aislada a la escuadra que controlaba la escuela.

En el turno 5 el Norte se rindió. El Sur ganaba por goleada, las bajas del Norte eran cuantiosas, sin artillería y totalmente dominados decidieron rendirse. Sabia decisión que les permitió mantener los objetivos que controlaban. Aunque era evidente que caerían para el Sur si se hubiera jugado un turno más.

Al final un victoria aplastante para el Sur cuyos hombres entonaron el Dixie mientras daban cuenta de todas las reservas de whisky del Salón. Se lo habían ganado!










23:59 El martes 6 de diciembre, algunos remanentes nordistas intentaron otro asalto al pueblo. A pequeña escala y mal equipados volvíeron a ser vencidos por los sudistas tras una encarnizada escaramuza que dejó decenas de cadáveres en unos combates encarnizados que se libraron casa por casa. Muchos oficiales nordistas se perdieron ese día y de nuevo el Sur, sigue invicto.