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miércoles, 28 de mayo de 2014

CHIKAMAUGA, la mano negra del Norte



Continuando con la campaña de Guerra Civil Americana, jugada con reglamento propio, la chavalería del Somatent se puso de nuevo al frente de sus regimientos y se lanzaron al combate en un enconado enfrentamiento de capital importancia para los objetivos principales de la campaña. El Sur, aprovechando un golpe de mano se coló hasta uno de los extremos de la línea nordista. El objetivo principal era abrir una brecha para pasar una fuerza a la retaguardia enemiga, cercando varias brigadas enemigas y dar un duro golpe a las aspiraciones de los casacas azules, en las sagradas tierras del Sur. Si esto no era posible, se debía contener al enemigo mientras una pequeña fuerza de incursión destruía una pequeña bolsa de tropas unionistas separadas de la hueste principal, para después retroceder y contener el tiempo suficiente, una esperada ofensiva de la Unión. Por supuesto, también tenéis la canción de la jornada, que os recomiendo escuchar jejeje

 


Nota del autor.

Al Sur le tocó atacar de nuevo en inferioridad numérica, con dos brigadas frescas pero poco fogueadas comandadas por los valerosos Marcus, y Alarcón Jim Bo. Los objetivos para el Sur facilitados por el master eran muy limitados, la condición principal era suicida, pues se debía cumplir por el lugar esperado por el enemigo en el que tenían mayor presencia, con trincheras y posiciones preparadas, y reglas especiales de flanqueo. Además de fuerzas superiores en reserva. El Sur no tenía ninguna alternativa táctica y estaba obligado a lanzarse contra la metralla enemiga. 

El Sur desconocía cuales eran los objetivos nordistas y por tanto éstos podían quedarse atrás especulando e intentar lanzar un contraataque cuando los gloriosos caballeros de la confederación estuvieran tocados. Desde el bando sudista, creemos que la batalla estaba un tanto desequilibrada en nuestra contra, como viene siendo habitual. Al sur siempre les tocan las misiones difíciles, pero nuestros valientes muchachos lo aceptan sin inmutarse y se lanzan con fervor y vigor inusitado contra los enemigos del orden divino para deleite de Dios nuestro Señor y glorificar a la Patria. Prevaleceremos. Viva la Confederación.
 
John Segura Mackenna, Redactor en Jefe del Mississippi Herald “Voz de la verdad”

PD: Sabemos que una fuerza de búsqueda va tras este medio. Desde aquí avisamos que jamás nos cogerán, jamás nos silenciarán y desde el lugar más recóndito seguiremos siendo la voz de la libertad y de los hombres y mujeres del Sur. Gloria a Lee.


 

La partida

Lucius Segura, había recibido el mando de las fuerzas confederadas de los bosques de Luisiana, su predecesor, un O’hara, había sido fusilado por conducta cobarde e indecorosa tras retirarse sin motivo dejando vendidos a los muchachos de Kentucky. El nuevo general, un hombre capaz y de probada moral, escudriñaba los mapas para encontrar un punto que facilitase el cumplimiento de la misión suicida que el alto mando le había encomendado. ¿Penetrar por ese muro de tropas bien pertrechadas y parapetadas con tan escasas fuerzas? Parecía tarea imposible. Pero la recompensa era demasiado suculenta como para dejarla pasar, cercar y capturar a una parte importante de las fuerzas expedicionarias enemigas. Aun así, se hacía necesario elaborar un plan más acorde con las opciones y los recursos reales. Las brigadas frescas de Arkansas y Texas lanzarían un ataque frontal contra el flanco de la Unión. La idea era romper la línea si era posible y colarse en la retaguardia, esto era muy poco probable vistos los recursos, pertrechos y remplazos que llegaban en masa a las líneas de los perversos enemigos del orden natural de los Estados Unidos de América. Las fuerzas al ataque debían cargar y frenar a los casacas azules antes de que lanzasen su esperada ofensiva sobre Chickamauga. Mientras dos brigadas de veteranos despedazarían a una hueste de saqueadores y violadores nordistas que se había separado de la fuerza principal para mancillar el honor de las flores del Sur. Luego todas las fuerzas debían retroceder a una línea defendible al Sur y hacer frente un esperado ataque. Tras explicar el plan a sus oficiales el general Lucius expulsó a todos de su tienda y redactó una carta con su última voluntad, un extraño pálpito le decía que no saldría vivo. Un caballero de la Confederación abrazaría la muerte con orgullo y felicidad, si ésta lo reclamaba en defensa de la Libertad y de la Patria.

La Unión recibía pertrechos y hombres en cantidades industriales, y el alto mando, sabía que el momento era propicio para lanzar la tan esperada ofensiva sobre Chickamauga. Tres brigadas frescas y totalmente equipadas se preparaban tras las posiciones de vanguardia para lanzarse al ataque con las primeras luces del alba. No se esperaba ninguna acción enemiga de relevancia y las poderosas defensas del frente estaban bien guarnecidas con artillería y tropas. No había noticias de James Ribs, que había salido días antes a violar y saqu… digo, a explorar y a recabar información sobre el paradero de las fuerzas enemigas y del Mississippi Herald, que se las apañaba para mantener una estructura que garantizaba la publicación estable del diario y mantenía alta la moral de las tropas de la Confederación. La noche era apacible y nadie esperaba un ataque hasta que del linde del bosque se lanzaron a la carga los hombres de la Confederación. Las balas silbaban por doquier y la escoria nordista, desde sus poderosas trincheras y fortificaciones tomaron posición para contener el ataque.

Los valerosos hombres de Marcus y  Alarcón se lanzaron en formación compacta contra la línea fortificada de la Unión. A mitad del avance comenzaron a recibir metralla y plomo y las primeras bajas comenzaban a caer, pero esto no quebró la voluntad sureña y la fuerza de choque siguió avanzando. Un pequeño grupo de ratas unionistas, se había escabullido por el flanco y descargaba su fusilería a traición, pero los tejanos de Alarcón y los jóvenes impetuosos de Marcus continuaron su asalto suicida. Josef y Peter, ya curtidos, al frente de las defensas nordistas arengaron a sus tropas para que no desfalleciesen ante la visión aterradora de los aguerridos caballeros del Sur. Mantener a las ratas en posición era una tarea ardua y difícil, ya se sabe, la chusma no tiene moral. Lástima que tuviesen de su lado los mejores recursos y en gran cantidad.
Más al este, James Ribs se vio sorprendido por los sudistas de Tresaco y tomaron posiciones defensivas para contener al enemigo. Mientras desplegaban, gritos a la retaguardia precedieron a un mensajero que informaba a Ribs que la brigada de Long John al frente del suboficial Xavi se acercaba por detrás. Los hombres de New York estaban cercados. Ribs arengó a sus saqueador…., digo soldados, para resistir hasta el último hombre, pues no podían esperar compasión del enemigo tras haber saqueado sus tierras, expoliado sus plantaciones y sindicando a los “asalariados” de la Confederación.

Las fuerzas de Xavi y Tresaco tenían órdenes de deshacer a los mendigos y saqueadores del norte y si era posible apoyar el esfuerzo principal de Lucius al frente del ataque frontal. Si no era posible, una vez destruida la fuerza enemiga debían retroceder a la línea de defensa que conservaba Eustaq en la retaguardia. Xavi y Tresaco debían exterminar a los perros de presa de la Unión que durante días habían violentado a mujeres y niños de la Confederación. Venganza!

El fuego defensivo nordista no logró para el avance sureño. Las bajas se agolpaban a los pies de las posiciones fortificadas pero los impetuosos soldados sudistas se prepararon para lanzar su asalto en masa. Yeeeeeeeeeeeeeejahhhhhhhhhh!!!! Chillaban mientras toda la línea se lanzaba cuesta arriba impasible ante la atronadora voz de los cañones y la mortífera lluvia de plomo que provenía de las posiciones de la Unión. A la cargaaaaaa!!!!!!!!!

La brigada Marcus hostigada por el flanco fue contenida por el fuego defensivo y debieron agarrarse al terreno mientras recomponían su moral tras el gran número de bajas recibidas en su avance, el fuego concentrado de metralla y fusilería preparado por Peter y John Ruzafa, había logrado por fin controlar un poco la situación. Los tejanos de Alarcón también sufrieron una gran cantidad de bajas asaltando los fortines y trincheras, algunos de sus batallones se desmoralizaron y buscaron cobertura, pero la mitad logró cargar y abrir una pequeña brecha en las líneas de Josef que sufrió en sus carnes el arrojo del Sur en combate cuerpo a cuerpo, dejando a sus tropas seriamente tocadas (si es que no lo estaban ya). Alarcón, reorganizó y recompuso sus unidades para lanzar una segunda carga, mientras Marcus recibía órdenes del general Lucius de aguantar y contener el flanco derecho izquierdo de la Confederación todo lo que fuera posible.

Los hombres de Ribs se vieron sorprendidos desde todos los lados, perdiendo un par de batallones enteros en los primeros compases del combate. Todo pintaba a que el mandamás del sector iba a caer en nuestras manos. Sería convenientemente pasado a cuchillo y mostrada su cabeza ante la consternada chusma de la Unión. Tresaco y Xavi (lugarteniente de Long John, actualmente de permiso) debían aplastar la resistencia de los Erradicares de Boston y confluir en el punto de ruptura para apoyar la carga tejana. Lucius Segura había dado órdenes de cargar y cargar, someter al enemigo rápidamente en combate cuerpo a cuerpo. El Coronel Tresaco no lo tenía claro, tenía fama de conservador y de ser un poquito gallina, algo impensable en un caballero del Sur. Sería un agente doble? En el momento crítico de la batalla, Ribs arengó a sus tropas a resistir hasta el último hombre y sacrificarse para impedir que todas las fuerzas sudistas confluyesen en el debilitado flanco de la Unión. Esos rebeldes se comportaron como auténticos hombres del Sur y aprovechando la indecisión de Tresaco, aguantaron la posición más tiempo del que debían.

La fusilería confederada atravesaba las carnes de los valientes de Boston, pero éstos muy tocados y apoyados por una pieza de artillería, se las arreglaban para mantener a raya a una oleada tras otra.
En el centro, el general Lucius combatía junto al Coronel Alarcón abriéndose paso a través de los perros rebeldes del norte. Habían abierto brecha y ya se habían llevado por delante a la Brigada Josef, cuyos restos ponían pies en polvorosa. Aun así la ayuda no llegaba. Marcus estaba haciendo su labor aguantando el flanco, pero no podría mantener mucho más la posición. Se enviaron mensajeros a contactar con Tresaco.
¿Dónde diantres estaban Tresaco y sus refuerzos? La situación era complicada, sin refuerzos ni apoyo no se podía mantener el impulso ofensivo y pronto las unidades de vanguardia quedaron detenidas y trabadas en combate cercano a pocos metros del objetivo. Pronto los valerosos defensores de los Estados Unidos quedaron rodeados de salvajes y depravados casacas azules. Más y más brigadas llegaban al combate, sus refuerzos parecían no tener fin. Y finalmente, la cantidad de purria, se impuso a la calidad. Los confederados cedieron terreno ordenadamente ante la llegada de más y más enemigo. Estaban siendo hostigados desde todos los lados. 

Un hombre a caballo llegó hasta las posiciones de Tresaco. Éste mantenía una disciplina de fuego sobre el enemigo y ya lo tenía muy tocado pero no lograba deshacer la formación de Ribs.
-¿Dónde se mete, maldito incompetente?, le necesitamos aquí! Haga el favor de echarle cojones, acabe con el enemigo y ponga rumbo a nuestra retaguardia para sostener una vía de retirada seguro junto a Eustaq. Ya que no ha sido capaz de apoyar el esfuerzo principal, espero que su “talento” le dé para cumplir este nuevo objetivo. Usted mismo, o lo cumple o le mando fusilar.

Los hombres de Tresaco y los tejanos de Xavi se aprestaron a una carga definitiva sobre las maltrechas huestes de Ribs, que sin duda con su sacrificio había logrado parar dos brigadas que hubieran tenido un efecto devastador en la retaguardia de la Unión. La resistencia de los Erradicadores fue el único acto digno de mención de todo el ejército nordista, mostrando un arrojo y una determinación que jamás habíamos visto entre esos bastardos traidores. Yeeeeeeeejahhhhhhhhhhhhh chillaron al unísono los hombres de la Confederación, y cual estampida penetraron al asalto entre los supervivientes de la brigada Ribs. Los agotados casacas azules cedieron ante el empuje y cayeron como fruta madura, pisoteados y destrozados por el efecto de los golpe de culata y los tajos de bayoneta. El alto mando confederado dio orden de que se les enterrase y se les rindieran honores de soldado. Ribs aguantaba pistola en mano con un puñado de valientes. Un muchacho se puso delante para detener una bala con su pecho. Con su último aliento pidió al oficial que huyese para combatir otro día. Ribs dio orden de retirada, los escasos supervivientes se dividieron en pequeños grupos y huyeron como pudieron junto a sus asquerosos camaradas.

Lucius y Alarcón estaban a punto de ser rodeados por una marabunta de esos insectos putrefactos libertadores de esclavos. Los emisarios traían noticias de Marcus y Tresaco. El flanco izquierdo no podía resistir más. Tresaco había acabado con la resistencia de Ribs y se dirigía a formar una línea junto a Eustaq en la retaguardia. No había más opción. Lucius mandó mensajeros a Marcus con la orden de retirarse y retroceder a posiciones seguras. Lucius y Alarcón prepararon a sus hombres para retirarse ordenadamente y plantando batalla, el grueso de las fuerzas confederadas escapó con éxito, pero una bala traidora impactó en la espalda del General Lucius quedando herido de gravedad. Murió horas después en el campamento. El sur había perdido a un valeroso personaje. Finalmente los nordistas no pudieron penetrar las líneas de contención de la Confederación y ambas fuerzas perdieron a muchos hombres, pero los nordistas, a pesar de tener mayores fuerzas, se llevaron la peor parte siendo exterminados los Erradicadores y dejando a la Brigada Josef diezmada. Las filas del Sur también lamentaron la muerte de muchos e insustituibles jóvenes devotos a la causa. Pero todas las brigadas mantuvieron su cohesión como unidad y se retiraron con éxito a reorganizarse.

23:59 A pesar de las condiciones pro nordistas fijadas por el master (y árbitro y ocasional oficial de la Unión), el resultado objetivo de la batalla fue el de empate táctico, y un golpe moral para el norte que con recursos superiores no logró sus objetivos siendo acorralados y asaltados por una fuerza inferior en número. Ribs se lleva el título de héroe de la jornada por su impresionante resistencia contra fuerzas superiores claro que, en frente tenía al bluf de la jornada: Tresaco. Que con su actitud conservadora perdió un tiempo valioso que costó la victoria a la Confederación (no podemos responsabilizar a Xavi pues seguía órdenes de Tresaco que ostenta mayor grado, aunque esto cambiará y corren rumores de que será destinado a limpiar letrinas rodeado de caimanes. El resto de oficiales de ambos bandos actuaron competentemente sin nada a destacar.  Lucius Segura cayó en acto de servicio. Su táctica acertada o no era la única factible dadas las circunstancias. A pesar de todo ya está muerto, y Dios nuestro Señor jamás juzga a los caídos!



















John Segura McKenna, Mississippi Herald.
Viva la Confederación, Viva el General Lee!