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domingo, 29 de enero de 2012

A punto de salir de los astilleros!

La flota americana de dystopian a falta de unos pocos detalles, en un par de días saldrán de los astilleros para repartir estopa allende los mares. También iré a buscar refuerzos, un Saratoga o un par de John Henry jejeje... O los dos!


miércoles, 25 de enero de 2012

Andar con ojo evita confundir el gato con la liebre

Cayó en mis manos el libro de Jeremy Black: Las setenta grandes batallas de todos los tiempos. No soy muy partidario de estos compendios porque suelen ser interesados y éste no es una excepción. Al margen de la selección, discutible, la información es limitada y poco trabajada. El discurso es flojo y para no extenderme más os dejo un link de una breve reseña que me parece de lo más acertada. Debo decir que suscribo lo que se va a leer y afirmo que yo sería mucho más duro.

martes, 24 de enero de 2012

Trepidante carrera de cuádrigas en Circus Minimus

Varios participantes listos! vinieron de todas las provincias


Este viernes en el Somatent del Club Alpha Ares nos trasladamos a la antigua Roma para disfrutar de la acción desenfrenada que el populacho y los patricias experimentaban en la arena del circo. Las cuádrigas, carreras de carros en las que ganar estaba por encima de todo, daban rienda suelta al frenesí de los habitantes de la Ciudad Eterna. Los pilotos manejaban con destreza sus carruajes y blandían el látigo a diestro y siniestro con el fin de exprimir más y más a sus corceles y de paso, si era posible, eliminar a algún contendiente pesado. Sólo podía ganar uno y daba igual que métodos se empleasen sólo uno paladearía el sabor de la victoria.

La carrera era la más importante del año. El mismísimo César estaría en el palco. Era el reclamo perfecto para que los mejores pilotos del Imperio hicieran acto de presencia. Acudían de todas las provincias aunque sólo los más diestros tendrían plaza para competir en la arena: Manelix de la Galia, Tresakamon de Egipto o el romano Jose con su carro de cervatillos eran los grandes exponentes del vasto mundo romano. Aunque también vinieron de allende los limes. Jaume de Poros e incluso un carro élfico de Rivendel hicieron acto de presencia. Éstos últimos se mostraron bastante agresivos y dieron al pueblo romano lo que deseaban: ¡sangre! (Básicamente porque si hubiese sido por algunos pilotos -egipcios- no se hubiesen permitido latigazos y pirulas varias, aunque al final el emperador puso cordura).

Tresakamon y su escolta montado en un carro de fería digo en una cuádriga egipcia!
Participante de Poros en cuádriga a dos caballos

Directamente de Rivendel, el orgullo élfico. Se rumorea que algún orko podría participar en la próxima
Otro egipcio. Este con caballos en condiciones y sin burkha

 La joya del Imperio. Joselius con su prototipo experimental a tracción cervil y con una extraña bandera de alguna nación bárbara. El Imperio está decayendo.

Aquí tenemos a los entrañables cervatillos. Se rumorea que se los quitó a su propia hija. Vaya un acto execrable

Prestos para la salida. Acción!!!    

La salida no se hizo esperar, los contendientes blandieron con saña sus látigos para incitar a sus corceles a correr más que el viento. El  romano disfrazado de Papa Noel se llevó todos los regalos y salió como una exhalación arrastrado por sus renos. El resto de participantes se lanzaron a la caza. No iban a permitir que un romano vestido de rojo montado en un carro tirado por bambi se llevase el gato al agua en el Circo. Su orgullo hubiese quedado en entredicho. El galo y Jaume de Poros se lanzaron en su persecución seguidos de cerca por David el Egipcio. Mientras, en segunda línea, el resto de participantes peleaban por coger la mejor posición para tomar las curvas. El elfo dominado por furia asesina se quedó rezagado pero sólo para poder repartir estopa de la buena. El primero en probar el pincho moruno delantero fue Tresakamon y su coche de la bruja.
Así iban las posiciones en la salida.
El cervatillo, digo el romano se destaca en la cabeza perseguido por el resto de contendientes. Todos pelean por la mejor posición en pista y el elfo comienza las hostilidades tocando con el lateral una carreta egipcia.

Dándole a probar a una calesa egipcia los pinchos morunos élficos, especialidad de Rivendel
 La carrera estaba de lo más emocionante. Las posiciones no se alteraban, se llegaba a la primera curva y el cervatillo perdía fuelle mientras el galo ganaba el exterior hostigado muy de cerca por Jaume de Poros que empezó a pegar latigazos a Papa Noel. David el Egipcio se sitúo en la retaguardia preparado para embestir al pobre romano al turno siguiente. El resto mantenía una dura lucha por la mejor posición. El elfo estaba haciendo estragos y el resto de participantes intentaban alejarse de él. Freddy llegó tarde pero dopó a sus caballos y cogió al grupo principal antes de la primera curva. Segurond de Rivendel logró su objetivo empezando a ganar el interior mientras Tresakamon se alejaba azuzando salvajemente a sus caballos. Javi el Mercenario manejaba su carro con elegancia propinando azotes suaves a sus monturas y escalaba posiciones agachita callando.

El romano es ensartado por David el Egipcio mientras Manelix el Galo y Jaume de Poros se dan lo suyo por ver quien toma la curva por delante. El galo se llevaría el gato al agua obligando al Indio a abrirse demasiado.
 El carro romano estaba exhausto y se frenó en seco a la entrada de la curva. Estó dejó cerrado a David el Egipcio que no pudo avanzar mientras Jaume de Poros, Manelix el Galo, Javi el Mercenario y Tresakamon les pasaban por delante. El elfo viendo el atasco monumental decidió quitar el tapón a su manera: a porrazos. Y se lanzó a hacer bocadillo de egipcio. La primera curva estuvo llena de hostilidades y jugarretas. Los latigazos volaban por doquier y los choques estaban dejando los carros para el arrastre. Los mejor parados fueron el galo, que desde su posición privilegiada salió de la curva limpiamente  y a toda velocidad, y el romano, que tras provocar un atasco de narices salió por el interior por detrás del gabacho.

Manelix fue el más listo de la clase. Se desentendió del follón y se puso primero
Lo del resto fue una fiesta. David el Egipcio, hostigado por las embestidas del elfo loco y los latigazos del Mercenario y Jaume de Poros, pierde los nervios, se va recto y colisiona con una de las paredes del recinto dejando su carro hecho un Cristo. Por suerte salió ileso y se quedó en la arena saludando al público. El de Poros vio el desbarajuste y vio su oportunidad. Salió de la curva por el exterior y pasó con su carro pesado por encima de David del que volaron pedazos por toda la grada mientras el de Poros saludaba con su mano derecha con una sonrisilla maliciosa y con cara de satisfacción por el deber cumplido.

Impresionante imagen del atasco del romano con el elfo de fondo repartiendo cera. Tresakamon y el Mercenario se meten en un fregado brutal y lo solucionan a latigazos
Al final el elfo se puso a repartir latigazos al Mercenario. Su caballo fue acumulando fatiga y al final Tresakamon, con una remontada brutal logró salir tercero de la curva por delante de Jaume de Poros. Segurond de Rivendel tomaba la quinta posición y salía con pista limpia presto a remontar. Lástima que sonasen las trompetas imperiales y se suspendiese la carrera. Al Cesar le había caído entre el vino un trozo de brazo y se había indispuesto quedando las dos vueltas restantes pendientes de su resolución cuando el emperador se encontrase recuperado. Una lástima pues la cosa prometía. Manelix el Galo, vencedor provisional repartía besos entre las jovenzuelas. Al final una impresionante carrera y sobre todo llena de risas y pirulas varias. Volveremos a jugar a este reglamento (Circus Minimus) y a la expansión que permite usar armamento.

Os lo recomiendo, no tiene desperdicio.


Ya se puede apreciar como quedó la carrera tras la primera curva. Con la salvedad de que Tresakamon al fondo ganaría una posición en una excelente maniobra que le alejó del elfo que le hostigó durante toda la partida

El galo a galope suave sale a velocidad de crucero perseguido por el cervatillo que aún no ha iniciado su movimiento.

Aquí se aprecia mejor la distancia entre el galo y el romano con la bandera de almogàver

Así va la carrera. El elfo iba sexto pero tras un par de latigazos ganaría definitivamente la quinta posición. Una muy buena remontada pues salía de la última posición.

David el Egipcio se pegó una nata sideral que fue definitiva
 23:59 Muy buena partida y mejores contendientes. Al principio el juego se hizo muy lento pues el movimiento en centímetros se quedaba corto. Perdimos un tiempo precioso pero al final lo solucionamos midiendo el movimiento en pulgadas. Ya sabemos como hacer más ágil este reglamento y os garantizo que la diversión está asegurada. Al final Segurond el elfo repartió candela a mansalva y al acabar la carrera se quitó la careta y en realidad era un orko que amenazó con volver con un carro tirado por jabalís. Que se preparen!!!!

lunes, 23 de enero de 2012

Más que 300


Refriega entre persas y hoplitas espartanos
Os dejo la transcripción de un artículo de la revista Historia y Vida (un número bastante antiguo) que me gustó por ser muy sintético y apto para saber que pasó en una batalla que ha quedado a la sombra de Salamina o Termópilas pero que tuvo consecuencias definitivas para la segunda guerra contra Persia. Lo transcribo literalmente, quitando alguna información redundante y modificando algunas expresiones y frases que he considerado se podían mejorar. El objetivo es que la lectura sea amena y fluída. También aporto algunos links interesantes.


En agosto del año 476 a.C. tuvo lugar la mayor batalla terrestre librada por los griegos contra los invasores persas. Platea fue el escenario de una victoria en la que fue determinante el valor de la infantería espartana.

La derrota de la flota persa en Salamina había comprometido la situación de Jerjes. Las dificultades de aprovisionamiento de sus tropas por mar se tornaban irresolubles y se corría el riesgo no sólo de que se produjeran sublevaciones en las zonas que los persas controlaban en Grecia, como Tesalia y Macedonia, sino de que, ante la noticia, estallaran insurrecciones en la propia Asia. El monarca decidió retirarse por tierra pero dejó en Grecia a una parte importante de su ejército: no menos de 80000 hombres a las órdenes de Mardonio.

Jerjes abandonó Atenas a comienzos de octubre del 480 ac; Mardonio, que se había retirado a Tesalia para pasar el invierno, efectuó, en enero del 479, ofertas de paz a los atenienses que habían vuelto a ocupar su ciudad tras la retirada persa sabedor de que la coalición griega se rompería y sus posibilidades de victoria aumentarían. Atenas rehusó la oferta y solicitó urgentemente a Esparta que enviase tropas al Ática antes de que Mardonio atacase en primavera.

Los lacedemonios (espartanos), al ver que Mardonio sometía de nuevo Atenas, decidieron intervenir ante el riesgo de una posible rendición o alianza que hubiese tenido consecuencias nefastas para los peloponesios. Esparta decidió enviar 10000 hoplitas al mando de Pausanias. Ante estas nuevas, Mardonio ordenó arrasar lo que quedaba de Atenas y replegarse a Beocia para evitar que los griegos pudieran cortarle la retirada. A unos dos kilómetros al norte del río Asopo, en el territorio de la ciudad de Platea (destruida por los persas), mandó construir un fuerte de madera y aguardar los movimientos de sus enemigos.

Plano de la zona de la batalla
Los peloponesios cruzaron el istmo de Corinto y avanzaron hasta Eleusis, donde se les unieron los atenienses procedentes de Salamina. Los efectivos griegos se dirigieron entonces a través de la cadena montañosa del Citerón, hacia la llanura de Platea. De los tres pasos que permitían avanzar desde el Ática hasta Beocia a través del Citerón, el único que admitía el paso de carros era el de Giptocastro, que fue el que utilizaron las tropas griegas. Cuando los persas las vieron mientras afluían por el paso, Mardonio envió a la caballería para acosarlas, por lo que los griegos tuvieron que protegerse en los contrafuertes de la montaña. Esa posición era indefendible por su carencia de agua y, además, había que inducir a Mardonio, apostado al norte del Asopo -hay varios ríos en Grecia que recibían el nombre de Asopo, en éste artículo se refiere al de la región de Beocia- (a unos cinco kilómetros de la salida de los pasos de montaña), a que cruzara el río con su infantería y presentase batalla.

Los helenos decidieron avanzar unos cinco kilómetros en dirección oeste, hasta alcanzar dos colinas. En la del Asopo se apostó el ala derecha griega integrada por 10000 espartanos y un contingente de 1500 Tegeos. En la colina de Pirgo se colocaron los 8000 atenienses y 600 plateos supervivientes de la destrucción de su ciudad.

El centro lo formó un conglomerado de griegos de diversas ciudades del Peloponeso. Mardonio dispuso sus tropas frente por frente de las helenas. En el ala izquierda, frente a los espartanos, situó a los infantes persas,  y en el ala derecha a los aliados griegos (beocios, tesalios y macedonios). En el centro a todos los vasallos de su imperio. Reforzó cada ala con la caballería. La persa a la izquierda y la griega a la derecha. La proporción de fuerzas era similar, sólo la caballería confería alguna ventaja a los persas dado que los griegos no tenían. Pero la infantería persa no era rival para la griega, mucho mejor equipada con escudos, casco, grebas, lanza y espada.

Los griegos dejaron que transcurriera el tiempo, pues la dilación les beneficiaba y por Giptocastro recibian suministros y refuerzos. Mardonio se hallaba preocupado por cuestiones de intendencia y por las noticias que le llegaban de una posible ofensiva naval helena contra Jonia; pero se resitía a cruzar el Asopo y luchar con el río a su espalda.

A los ocho días (en el curso de los cuales la caballería persa hostigó incesantemente el centro de la formación griega), decidió ocupar Giptocastro con su caballería y tres días después envió a sus jinetes a cegar la fuente Gargafia. Ambas operaciones tuvieron éxito y la estrategia griega se veía trastocada: el suministro de agua ya no quedaba garantizado y existía el riesgo de que los persas intentaran ocupar los otros dos pasos que atravesaban el Citerón, con lo cual un repliegue al Ática habría resultado imposible.

Plano de la batalla
El estado mayor griego decidió  retrasar su posición para asegurarse el control de los pasos: el ala derecha se dirigiría a Giptocastro, el ala izquierda al paso central y el centro a custodiar el paso más occidental. El primitivo centro griego había sufrido bastante por las escaramuzas de la caballería de Mardonio y estaba integrado por contingentes de muy diversos estados, su maniobra fue demasiado lenta. Y lacedemonios, a la derecha, y atenienses, a la izquierda, no iban a emprender la marcha hasta que sus camaradas hubieran llegado hasta las proximidades de las ruinas de Platea.

Al alba del décimo tercer día la caballería persa inició una nueva escaramuza y se encontró con que sus adversarios habían abandonado sus posiciones y con que lacedemonios y atenienses, aparentemente desorganizados, no habían alcanzado los contrafuertes del Citerón. Era la hora decisiva.

Mardonio decidió cruzar el Asopo y lanzar a su caballería persa contra los espartanos y a la de sus aliados griegos contra los atenienses. De inmediato la infantería de sus dos alas debía lograr que la desorganización producida en sus enemigos por la caballería fuese mayor. Finalmente, el centro de su ejército remataría la faena. Pero la disciplina de los hoplitas fue determinante. La caballería de Mardonio no logró romper la disciplina de los hoplitas que se protegían de las saetas con sus redondos escudos de madera guarnecida de bronce y con ello la suerte de la batalla estaba echada.

Cuando la infantería de la primera oleada persa llegó hasta donde esperaban hallar unos adversarios en plena confusión,  se encontraron con contingentes alineados en posición de erizo que los fueron aniquilando. El comportamiento de los espartanos fue particularmente destacado: el propio Mardonio encontró la muerte y sus fuerzas huyeron desordenadamente en dirección hacia el fuerte de madera.

Excelente infográfico de la batalla que aparece en el mismo número del artículo de la revista Historia y Vida
 23:59 Los atenienses también aguantaron su flanco y el centro aplastó a la segunda oleada persa. En Platea se capturó un gran botín, enorme para lo que estaban acostumbrados los griegos. A ver si algunos miembros del Club nos animamos y organizamos una recreación de esta interesante batalla. Así serviría de excusa para recuperar el Impetus.

domingo, 15 de enero de 2012

El imparable avance soviético

Excelente perspectiva del campo desde la posición
de los blindados soviéticos. Al fondo la plana mayor alemana
escuchando las condiciones de rendición impuestas por nuestro
general soviético César: Hurra!
Este viernes algunos miembros del Somatent del Club Alpha Ares jugamos una interesante partida de Flames of War Fire Brigade en la que no faltó de nada. Tiros, cañonazos, risas, increpaciones, discusiones sanas, todo aderezado con las voces de miles de rusos que entonaban la varsoviana, ebrios de vodka, tras aplastar a las unidades alemanas en Ucrania. Fue una batalla dura en la que los alemanes debían ser rápidos si querían vencer.

El Alto Mando de la Wehrmacht había dado la orden al Mariscal de Campo Tresaco y sus oficiales de Panzer, Eustaquio y Jose, de socorrer a las tropas alemanas cercadas en un pueblo ucraniano. Los soviéticos los estaban copando con un incesante fuego artillero y les cortaban la retirada con una enorme unidad de blindados situada al otro lado del río. El martilleo constante de las baterías comunistas hacían presagiar un asalto inmimentente. Los informes de inteligencia afirmaban que ingentes cantidades de carros, artillería y una multitud de infantería siberiana se acercaban al lugar para dar un golpe definitivo a las tropas alemanas en Ucrania. Los alemanes necesitaban salvar a aquellas unidades y abrir una brecha por la que huir. La llegada de refuerzos soviéticos estaba al caer y los blindados de Hitler debían ser rápidos si no querían verse rodeados por un hervidero de latas soviéticas.

El general del ejército rojo, César tenía órdenes directas de las altas ésferas del Kremlin de tomar aquel pequeño pueblo y aniquilar cualquier presencia alemana en la zona. Para ello se le enviaban desde la retaguardia tres divisiones de fusileros, gran cantidad de blindados de todo tipo y cañones suficientes para tapar el cielo ucraniano con obuses por la gloria del camarada Stalin. Los refuerzos estaban al caer pero en primera instancia deberían contener la blitzkrieg alemana con las escasas fuerzas sobre el terreno.

Artillería avanzada soviética. Detuvo el tiempo suficiente a los Panzer. Los alemanes no se atrevieron a sacrificar algún blindado y eso les privó de un tiempo precioso de avanzar casi sin oposición

Perspectiva del campo de batalla. Cómo se puede apreciar hay muy pocas unidades sobre el terreno capaces de parar el avance alemán. No darse prisa fue un error y pronto los rusos llenarían éste vacío

El comisario político sabe muy bien
 lo que necesitan sus valientes
El comisario político Sergio repartió vodka de todas las clases entre los oficiales y las tropas que darían, en éste glorioso día, sus vidas en defensa de la Madre Patria. Jaume controlaba la artillería avanzada y una compañía de morteros de 120 mm. También varios anticarro camuflados en un bosque a la espera de practicar el tiro al pato con cualquier unidad Panzer que se acercase. Se le comunicó por radio la orden de contener la marea nazi a la espera de una gran columna de blindados que llegaría en breve a apoyar a sus unidades.

Al otro extremo, los siberianos esperaban agazapados el momento de actuar. Harían un asalto combinado sobre el pueblo por tres puntos, pero antes de ponerse en movimiento necesitaban que alguien limpiase de artillería una colina cercana al pueblo.  Para ese propósito se había destinada una compañía penal que no conocía el miedo. Era vencer o morir. Si no tomaban aquella colina sólo había una alternativa posible, el cumplimiento de sus sentencias. Si conseguían el objetivo: la libertad!

Tropas siberianas ocultas en el interior de un bosque esperan a que sean silenciadas las baterías del pueblo para lanzarse al asalto contra las alambradas

Una gran cantidad de blindados rusos cortan la retirada a los alemanes atrincherados en el pueblo

Varios anticarro en cobertura tras un bosque esperando sorprender a las fuerzas de avanzadilla alemanas.
 Las columnas de Panzer III y Panzer IV del mariscal Tresaco hicieron acto de presencia por una carretera al norte del pueblo. Los alemanes decidieron no incluir en su avance el apoyo de algunas unidades Tiger y Panther por creer que no serían necesarias para aplastar a fuerzas inferiores. Debió arrepentirse cuando las baterías avanzadas soviéticas hicieron añicos a los vehículos de reconocimiento de la Panzer Division.

Llegan las unidades blindadas alemanas. Son impresionantes.

Los vehículos de reconocimientos son destruidos por la artillería avanzada rusa

Tanques rusos reciben con gran potencia de fuego a las primeras unidades alemanas destruyendo algunos vehículos. Los Panzer los enfilaran de flanco y acabara destruyendo

Avance alemán. Los primeros tanques se atascan ante la artillería avanzada a la que finalmente destruyen. Al fondo una humeante columna de blindados soviéticos destruidos. En el intercambio de fuego se perdieron algunos Panzer IV
Había que silenciar aquellos cañones rápido y avanzar, avanzar hacía el pueblo a cualquier precio antes que los rusos contuviesen el avance por simple superioridad numérica. Jose proponía avanzar a marchas forzadas sacrificando algunos blindados para llegar al objetivo cuanto antes y contener el inminente asalto de la infantería rusa. Pero Tresaco, más táctico que rápido, decidió dedicarse a destruir a las unidades avanzadas perdiendo un tiempo precioso que ya no podría recuperar. Eustaquio se resignó y acató las órdenes. Sabía que enfrentarse a aquellos señuelos era un error pero no osó contradecir a su superior y lanzó sus columnas de panzer contra una unidad de T 34 a los que cogió por el flanco y acabó destrozando.

La infántería mecanizada avanzó en dos grupos. Uno por carretera a cobijo de una columna de Panzer IV y otro por el borde derecho apoyados por varios Marder. Varios blindados y cañones los sometieron a un fuego inclemente y huyeron de forma vil dejando desprotegido todo el flanco alemán. Los blindados nazis eran mejores pero cada vez llegaban más y más unidades rusas y el avance cada vez era más lento.

La infantería mecanizada avanza bien cubierta por unidades Panzer

Los alemanes liquidaban todo lo que aparecía pero más y más rusos llegaban. Otra unidad de anticarros hace acto de presencia. Al fondo la infantería mecanizada llega a una colina y desmonta

El otro grupo de infantería mecanizada es aplastada y obligada a huir. Los Marder de apoyo nada pudieron hacer. El flanco alemán quedó desguarnecido y la cosa pintaba muy bien para los rusos
El fuego de mortero comenzó a castigar el pueblo y los alemanes aguantaron estoicamente el incesante repicar de los obuses rusos. Desde el otro lado del río los blindados comunistas cañoneaban y ametrallaban sin compasión las posiciones de los defensores. De repente, un clamor se oyó por encima de las explosiones, los temerarios rusos se lanzaban al asalto de la colina. Eran hombres que no temían a la muerte y quizá por eso lograron lo imposible. Subieron por la ladera y arrasaron a la artillería alemana. Imbuidos por el frenesi de la victoria se lanzaron temerariamente contra las trincheras alemanas colina abajo pero fueron repelidos por las veteranas, y bien parapetadas, unidades alemanas y sus HMG. La compañía fue diezmada pero no había ni miedo ni dolor: Era vencer o morir y aquellos renegados no conocían el miedo, recompusieron sus líneas y se prepararon para volver a la carga: "Hurraaaaa!"

El pueblo y todas las líneas defensivas alemanas. La artillería de la colina

El batallón penal arrasa a la artillería y limpia la colina

Los impetuosos ex presidiarios se dejan llevar por el ímpetu y se lanzan colina abajo pero serían rechazados con grandes pérdidas. Aunque su moral y su falta de miedo los mantuvo cohesionados.
Los siberianos se pusieron en marcha y se lanzaron contra las alambradas alemanas apoyados por toda la artillería rusa que silenció, de paso, un par de cañones alemanes apostados en el interior del pueblo. Aún así, los alemanes aguantaban. Era una infantería que había peleado en todo el continente. Estaban curtidos y eran buenos, muy buenos. Los blindados se movieron de sus posiciones en la otra orilla para buscar un paso por donde cruzar y apoyar con un asalto a las unidades de infantería que no eran rival para aquellos veteranos boches que no pensaban ceder ni un milímetro de aquella aldea sin luchar. Su esperanza estaba intacta, oían en el horizonte el rugido de las columnas de Tresaco que venían al rescate. No cederían!

Artillería alemana en el interior del pueblo. Un objetivo suculento para los potentes morteros soviéticos. Los destruyeron rápidamente

Los Panzer destruyen muchos blindados soviéticos. Pero siempre vienen más. Al fondo la unidad de siberianos se lanza al asalto del pueblo
Tresaco, viendo su flanco desprotegido, se dió cuenta de su error y empezó a corregir su táctica. Sus blindados habían hecho pedazos todo lo que se habían encontrado pero los enemigos parecían no acabarse. Había que avanzar, y ahora sí, los Panzer pusieron la máquina a tope. Eustaquio suspiró aliviado mientras Jose daba la orden a la infantería mecanizada de bajar de los vehículos y subir a una colina desde la que castigar a las unidades siberianas y apoyar el avance de los carros.

El batállón de cástigo resiste en la colina
En el pueblo, los alemanes volvieron a repeler a la compañía penal soviética dejando sus efectivos bajo mínimos. Pero estos rusos eran fanáticos y superaron su chequeo de moral. ¡Aguantarían! Los blindados de apoyo habían desaparecido y los atrincherados alemanes se lanzaron a eliminar por completo a aquellos renegados persiguiéndolos colina arriba.

En lo alto se produjo un duro intercambio de fuego. Los alemanes, con armamento superior, inflingían más y más bajas. Ya sólo quedaba el oficial y el comisario pero allí seguían: superando todos los miedos y aguantando aquella colina con un valor impensable. Mientras, los siberianos llegaron a las alambradas y se lanzaron al asalto sin importarles las bajas causadas por el fuego defensivo alemán. El comisario arengaba a sus valientes: "Ni un paso atrás". Los espinos estaban sembrados de cadáveres pero los rusos avanzaban. Los alemanes estaban impresionados ante aquel coraje. Su fuego no los amilanaba y los primeros alemanes comenzaban a caer bajo las bayonetas soviéticas.

Los Panzer de Tresaco no lograban forzar el paso. Abatían todos los SU y carros diversos que enviaban los rusos pero cada vez quedaban menos y las esperanzas de rescatar a los cercados se desvanecían. Una gran compañía de T 34 entraron por el flanco derecho y comenzaron a castigar a los Panzer IV. Otra nuevo unidad de SU 122 hizo acto de presencia a través de un bosque. Fueron recibidos por el fuego alemán y sufrieron muchas pérdidas pero la réplica apoyada por los T 34 aplastó a toda la columna Panzer.

Los SU apoyados por los T 34 dan la réplica al fuego alemán. La columna Panzer acabó rompiendo

El avance alemán había sido detenido
El resto de los blindados de Tresaco intentaron forzar el paso que abría el camino hacia el pueblo, pero la aparición de los temidos KV acabó de convencer a los alemanes de que aquello era una misión imposible. La infantería de Jose castigaba a los soviéticos desde lo alto de la colina pero estaba sufriendo muchas bajas y al final su resistencia se quebró. El avance blindado alemán había sido desbaratado. Las pérdidas fueron notorias perdiendo a toda la infantería mecanizada, varios Panzer 3 y toda la columna de Panzer IV así como varios vehículos de reconomiento. Los vítores soviéticos retumbaron por todo el campo. Se podían oir en el pueblo.


La aparición de los KV acabó con cualquier esperanza alemana de romper el cerco. La guarnición alemana debía prepararse para el fin
Los alemanes habían aguantado tenazmente repeliendo todos los ataques. Pero aquel griterío que llegaba a sus oidos sólo podía significar una cosa. Tresaco ya no llegaría. Pedro se preparó para morir llevándose por delante a toda la escoria soviética posible. Aquella defensa pasaría a los anales de la historia. El jubilo contagió a los siberianos que con renovado ímpetu reempredieron el asalto. Pero los alemanes ya no tenían nada que perder y se lanzaron al cuerpo a cuerpo. Fue un encarnizado combate. La infanteria alemana, superada en numero, aguantaba y pasaba por las armas a más y más rusos. La alambrada ya no se veía y más atacantes llegaban. Cada ruso muerto era repuesto por dos mas, cada pérdida alemana era insustituible. Al final el flanco izquierdo alemán se rompió y los siberianos entraron en el pueblo.

Mas y mas rusos saltan las alambradas. Cada vez hay menos alemanes. El combate era encarnizado pero ¿Por cuanto tiempo podrían resistir los defensores contra la marea comunista?

El combate era encarnizado. Muchos rusos cayeron pero los alemanes no tenían refuerzos y las huestes de Stalin penetraron finalmente en el pueblo
Al otro extremo los blindados llegaron y pillaron por sorpresa a los asaltantes de la colina que fueron barridos por las ametralladoras de los blindados. Los pocos supervivientes del batallón penal habían sido rescatados. Los tanques barrieron los muros defensivos y violentaron las líneas de defensa alemana aplastando toda resistencia bajo sus orugas. Los pocos supervivientes eran rematados por el comisario y los cuatro renegados presidiarios que se lanzaron como locos a saquear los cuerpos de aquellos bravos alemanes. El resto de fuerzas que defendían el centro del pueblo fueron copadas y se rindieron.

Los blindados limpian de alemanes la calina y pasan a traves de los muros, los restos del batallón penal se lanzan sobre el pueblo. Se habían ganado su libertad. Había purgado sus crímenes vertiendo su sangre por la Madre Patria
23:59 Victoria soviética aplastante que no admite discusión! Los alemanes cercados se defendieron muy bien. Repeliendo, uno tras otro, los asaltos rusos. Pero las fuerzas de rescate no llegaron y al final su resistencia se quebró ante la moral de hierro de los comunistas. Pese a las bajas éstos jamás dejaron de creer en la victoria y al final tuvieron su recompensa. En líneas generales los alemanes lo hicieron casi todo bien excepto dos cosas. El despliegue en el pueblo, que dejó a merced de la avanzada rusa los valiosos cañones alemanes, fue un error que privó a los alemanes de un apoyo insustituible. El segundo gran error fue la falta de rapidez. Tresaco prefirió un avance seguro limpiando de enemigos el camino para evitar ser atacado por la retaguardia. Esa táctica hubiese sido correcta en cualquier otra misión, pero no en aquella. Se perdió un tiempo valioso que permitió la llegada de muchos blindados soviéticos. Aparecieron por todos lados. Su llegada hubiese sido ineficaz si los alemanes hubiesen avanzado más. Al final los KV cubriron la carretera y el avance fue imposible. Los rusos lo hicieron todo bien y por eso ganaran. Bueno por eso y por la excelente variedad de vodkas que el Alto Mando puso al servicio de aquellas huestes victoriosas. La celebración estaba bien merecida. La liberación de la Madre Patria era un hecho y Berlín cada vez estaba más cerca.