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sábado, 5 de abril de 2014

LA CASA EXPLOSIVA


Todos los comentarios aquí expuestos tienen el objetivo de decorar y adornar el informe. No es la intención del autor insultar ni ofender a nadie. Juan Segura Mississippi Herald

Panorámica general del campo de batalla
Las hordas yanquis habían recibido un duro varapalo en la batalla de los bosques de Luisiana. Los pertrechos  y vituallas destinados al otro lado del bosque no fueron entregados y las tropas nordistas cercadas deberían aguantar las acometidas confederadas sin ningún apoyo. A pesar de estos factores los perros traidores de la Unión no se iban a dar por vencidos. Aprovecharán su superioridad numérica y de recursos y serán capaces de quemarlos todos con tal de poner el pie y profanar las nobles tierras de la única y verdadera América, el territorio de los Estados Confederados. Los valerosos hijos del sur no lo permitirán sin combatir.

El general Víctor O’ Hara, al mando de una división compuesta de una amalgama variada de soldados pertenecientes a diferentes territorios de la Confederación, había parado en seco los avances del general nordista James Ribs en los bosques de Luisiana, pero aún quedaban fisuras que podían ser aprovechadas por las ratas del norte para profanar las tierras del Sur. La estación de West Creek era un emplazamiento de vital importancia para el abastecimiento de los sucios chaquetas azules. Era necesario dinamitarla.
Las avanzadillas del Sur atisbaron la edificación a no más de 400 metros del linde del bosque, un regimiento enemigo ocupaba las instalaciones. Por sus banderines los exploradores supieron que se trataba de elementos de la brigada Josef.  Los mensajeros corrieron al cuartel general a informar a los oficiales para que trazasen el plan de batalla. Todo estaba muy tranquilo, demasiado! Olía a emboscada. Esas alimañas que sólo pretenden sodomizar y vulnerar el auténtico orden americano seguro que esperaban agazapadas. Listas para atacar por sorpresa como buenos cobardes que son. Qué se podía esperar de gente de moral disoluta, libertadores de negros.
 Se recomienda leer el informe disfrutando de este temazo "Garry Owen and the yellow rose of Texas" pinchad al video



Ante tales sospechas se hacía vital lanzar un ataque rápido y contundente, tomar el edificio, liberarlo de ratas, y poner los explosivos para volar la estación y las vías. Quizá sólo habría una oportunidad y no se podía desperdiciar. La brigada Taki cubriría el flanco izquierdo y daría fuego de apoyo a la brigada de Viktor, que estaba a pleno poder operativo, encargada de tomar las instalaciones por medio de un ataque frontal. Los tejanos de Long John, algo tocados del heroico ataque anterior, con menos efectivos deberían limitarse a dar apoyo en el flanco derecho y no moverse de la valla hasta que los hombres de Viktor tomasen el objetivo. En ese momento deberían sacrificarse y formar una línea de seguridad hasta que las cargas explosivas estuviesen preparadas.

La escoria nordista sale de sus madrigueras
El General James Ribs, de las fuerzas libertinas de las tierras de explotadores de inmigrantes del norte, estaba bien escocido ante el varapalo sufrido semanas antes y quería resarcirse forzando una vía de penetración para que sus tropas pudiesen adentrarse en las líneas de la gloriosa Confederación. La estación West Creek era un punto clave, pues el ferrocarril permitiría el paso de pertrechos y tropas una vez abierta la brecha. Sus brigadas se pusieron en camino y previendo que las fuerzas de Víctor O’hara intentarían un golpe de mano similar su mente libidinosa y mezquina, propia de un oficial de la Unión, diseñó una emboscada para mermar seriamente a las gentes del orden del Sur. Un regimiento de la brigada Josef, en castigo a su desobediencia en los bosques de Luisiana, tomaría la estación y haría de cebo para atraer a las fuerzas confederadas, mientras el grueso de las hordas de la Unión esperaban agazapadas, cual sucias alimañas, al momento oportuno.

La batalla

El general Viktor mandó tocar carga! Y los valerosos hombres de la Confederación se lanzaron al asalto en súbita embestida desde el lindero del bosque. Formados en columna de marcha, cubrieron con celeridad los centenares de metros que les separaban del objetivo. Taki se lanzó con sus hombres a tomar posiciones avanzadas cerca de los bosques para cubrir el flanco izquierdo del esfuerzo confederado. Long John y los aguerridos tejanos hicieron lo propio tomando las coberturas exteriores y desplegando en ellas su artillería. Viktor preparó el asalto.

La celeridad del avance de las fuerzas sudistas sorprendió a las gallinas del norte. Ribs, preocupado de todo el plan se fuera al garete mandó a sus tropas avanzar. Las ratas salían de sus madrigueras. Josef, al frente de una nueva brigada, se lanzó contra las posiciones tejanas con ánimo de venganza y de recuperar su orgullo herido y su honor mancillado. Su antigua brigada, no recuperada del amor sufrido por los tejanos semanas antes, se quedó en retaguardia dando apoyo. El impetuoso asalto no llegó siquiera a producirse, una certera descarga de fusilería confederada y el tronar de la artillería dejaron el campo sembrado de cadáveres de chusma yanqui. El general Ribs, viendo que el afán de venganza personal de Josef podía poner en peligro la batalla, decidió tomar las riendas del combate y ordenó a su subordinado que virase a la izquierda concentrándose en apoyar a sus camaradas de la estación fuertemente hostigados por las avanzadas sudistas y su artillería. Probablemente le salvó la vida.

El Sur toma posiciones y se ciñe al plan.
Taki también infringió varias bajas a los valientes de Boston y Víctor hizo un par de bajas en la estación. Pero la sucia purria nordista superó todas las morales en una serie de tiradas determinantes que impedirían la ruptura de ciertos regimientos clave. Era el momento de lanzar el asalto a la estación con las fuerzas frescas de Richmond, si el Sur quería una victoria contundente sólo había una posibilidad y no se podía fallar. Viktor lanzó un violento asalto contra las fuerzas de Josef apostadas en la estación. Los perros nordistas fueron tan certeros con su fuego defensivo que el asalto de Viktor fue parado en seco y sus hombres debieron buscar cobertura tras las vallas de madera. Los hombres de Richmond debían reorganizarse para lanzar un segundo asalto. 

El general Viktor dio orden a los tejanos de no lanzarse a la carga y de aguantar su posición (en lo que algunos generales nordistas consideraron como la clave de la batalla) En realidad las fuerzas tejanas estaban tocadas de la anterior batalla y Long John no disponía de una brigada totalmente operativa para hacer de pantalla contra las cuatro brigadas nordistas que se abalanzaban sobre la estación. No al menos sin tener asegurada la retaguardia y los edificios de la estación.

Las fuerzas de la Unión maniobraron en bloque y, sobre puestos de la cantidad de bajas iniciales, concentraron sus esfuerzos sobre las fuerzas de Taki y sobre dos regimientos de apoyo de la brigada Viktor que defendían el sector izquierdo, dejando a las fuerzas de Josef cubriendo el flanco ante un probable asalto tejano que aprovechase un flanco vulnerable. Las superiores fuerzas de la Unión desplegaron en línea y lanzaron toda su fusilería concentrada, causando muchas bajas entre los defensores confederados, pero el orgullo del Sur y mentalidad de hierro no hicieron decaer su ímpetu. Aunque se fallaron unas morales determinantes, la línea aguantó. Taki, caballero del Sur, confederado de convicción y de fuerte carácter, mostró su impetuosidad lanzando una carga con todas su fuerza contra los Valientes de Boston comandados por el Coronel Peter. Pese al valor y al coraje, la línea nordista estaba bien formada y la descarga letal de fusilería detuvo en seco el asalto confederado. Fue un ataque de "oficialitis" y las bajas innecesarias contribuyeron a debilitar una brigada que se cargó de fallos de moral prescindibles. Esto redujo el poder combativo del flanco izquierdo. 

Los nordistas de Peter apoyados por los Erradicares de Ribs avanzaron en orden mientras disparaban contra los confederados en retirada. Las tropas de Taki se revolvieron y lanzaron una nueva carga desesperada. Ahora sí se llegó al combate a bayoneta calada e incluso se vivieron algunos momentos de tensión entre ambos oficiales, pero finalmente la cantidad se impuso a los desgastados regimientos de Taki, que se vio obligado a poner pies en polvorosa. Eso sí batiéndose con gran hombría como todo buen caballero del Sur.

En el centro, las tropas del norte estaban cada vez más cerca y se hacía cada vez más complicado tomar la estación y conseguir volarla por los aires. El desastre del flanco izquierdo obligaba al Sur a lanzar un ataque para intentar hacerse con la victoria. Víctor, tras ser repelido dos veces, logra en una tercera carga hacerse con el control del edificio principal infringiendo graves pérdidas a los defensores, que deben retirarse como perros con el rabo entre las piernas. Con la estación tomada, Viktor dio orden a Long John de salir de su madriguera e intentar contener y crear una zona de seguridad que permitiese a los artificieros confederados preparar las cargas explosivas.

Los tejanos de Long John, en clara inferioridad numérica se lanzaron a la carga apoyados por la artillería contra los restos de la brigada Josef que se había quedado para cubrir esa posición anticipando aquel movimiento confederado. De nuevo demostró su poco dominio de la maniobra protagonizando algún movimiento ilegal que provocó algún rifirrafe con el mando tejano. Aun así, los dos regimientos tejanos más enteros descargaron su fusilería desgastando más a los hombres de Josef. Éstos fallaron sus morales, quedando varios regimientos nordistas al borde de la ruptura. Pero no habría tiempo de más, la batalla llegaba a su final. Con ambas fuerzas muy tocadas (con un tercio de bajas por bando) se comenzaba a notar el agotamiento.

La brigada Taki no podía combatir más y comenzó a retroceder.  La noche cayó y el general Viktor, viendo la vulnerabilidad del flanco izquierdo, decidió tocar retirada. Las fuerzas nordistas hicieron lo propio, quedando la estación y las vías del tren sembradas de cadáveres de jóvenes americanos. Las instalaciones quedaron vacías, en el más absoluto silencio, las almas de los caídos ocuparon West Creek durante años. El murmullo del viento transportaba sus voces que clamaban en contra de una guerra estúpida.

23:59 El resultado de la batalla fue un empate táctico. Ambos bandos tuvieron una cantidad similar de bajas y ninguno cumplió sus objetivos. El Sur ocupó la estación pero no tuvo tiempo de hacerla saltar por los aires. El norte impidió que la estación fuese reventada, pero fue desalojado de ella y no fue capaz de recuperarla. Como consecuencia de la batalla, West Creek quedó impracticable a efectos de movimientos de ferrocarril,  ponerla de nuevo en funcionamiento conllevaba varios meses de obras. Aun así, el tránsito de animales de carga y carros era perfectamente viable. Viktor O’hara, fue cesado por el alto mando de la Confederación por su inutilidad (aunque en realidad, lo hizo bastante bien en ambas partidas). Ahora Taki fue ascendido a general de las heroicas fuerzas del Sur.

Refuerzos

Las brigadas de Luisiana, capitaneada por Viktor, recuperaron su potencial combativo gracias a los refuerzos. La brigada Taki pudo engrosar sus filas con nuevos remplazos de Kentucky pero su brigada no quedó a pleno potencial. Los tejanos recuperaron todo su potencial combativo e incluso dejó reemplazos en reserva para crear un futuro regimiento. Los Texas crack ascendieron a veteranos.
En el Norte, los Erradicadores de Ribs recuperaron su potencial al cien por cien e incluso amasaron más reservas, Peter y los valientes de Boston también recuperaron casi todas sus bajas. Josef, falló de nuevo las tiradas de refuerzos y la brigada Josef recuperó pocos efectivos, La brigada neoyorquina tampoco pudo recuperar todas sus bajas.