Búsqueda rápida

domingo, 16 de octubre de 2011

La huida de Actium

Trepidante partida de galeras recreando la batalla de Actium que enfrentó a los triunviros Octavio, el que sería primer emperador de Roma, contra Marco Antonio. Jugamos con el reglamento Mare Nostrum del Club Landhwer de Málaga. Esta partida la presentaremos en las jornadas de Borges Blanques los días 22 y 23 de octubre y necesitabamos coger soltura con las reglas para poder dirigir una partida abierta de demostración con cara y ojos.

El objetivo de Antonio era romper el cerco y escapar atravesando la flota de Octavio. Para ello tenía a su disposición un núcleo de barcos pesados muy potentes y muy bien artillados con escorpiones y catapultas. Una escolta de trirremes haría de pantalla para cubrir el avance de la flota principal hasta el punto más débil de la flota de Augusto. Octavio no podía permitir que su principal enemigo en la lucha por el poder escapase sano y salvo de Actium. Se reuniría con sus aliados de las provincias orientales y sería demasiado fuerte. Debía vencerle ahora!

Octavio desplegó su aplastante superioridad numérica en dos flotas que cubrían todo el horizonte mientras su rival se mantuvo a la espectativa y en formación cerrada. Los primeros turnos se destinaron a maniobrar las galeras. Incomprensiblemente, Agripa cometió un error garrafal moviendo su flota hacia la izquierda, dejando una autopista por la derecha que Antonio no pensaba desaprovechar. Octavo se quedó quieto y eso propició que su flota no hiciese nada y llegase tarde a la refriega. Agripa corrigió su error y fue él y sus trirremes quienes le pusieron los laureles a su amo en bandeja de plata.




La flota de Antonio se dividió en dos! Los trirremes se estiraron en columna trazando una pantalla que protegía a la flota principal que avanzaba en columna un centenar de metros por detrás en una línea paralela. Octavio se centró en corregir su error y en lanzar a sus trirremes, más veloces, a aplastar la retaguardia de Antonio; mientras, Agripa dirigio su flota hacia los trirremes. La flota de escolta de Antonio ganó la iniciativa y envistió a varios trirremes de Agripa y Octavio hundiendo uno y dejando dos trabados en combate gracias al espolón frontal.




En el caos que se produjo hubo colisiones que mandaron al fondo del mar un par de galeras octavianas. Los buques estaban a distancia de disparo y ambos lanzaron su artillería. Pese al armamento superior de Antonio, las catapultas de Octavio causaron verdaderos estragos hundiendo dos trirremes y provocando un incendio en el barco insignia de Cleopatra. Un resultado preocupante teniendo en cuenta que Octavio podía asumir las pérdidas (pues seguía siendo superior en número) y Antonio no.

Aún así la escolta había cumplido su objetivo. Las galeras octavianas que cubrían la puerta hacía la libertad estaban hundidas o trabadas en combate y nada podía impedir la huida de Antonio. Bueno, nada excepto perder dos iniciativas importantes! Octavio movio primero y trabó el buque de Antonio. La flotilla de escolta se dispersó al perder a su almirante Publícola y los artilleros tardaron más de la cuenta al hundir ese mísero cuadrirreme que estaba a punto de mandar al traste una estrategia brillante.



Durante ese valioso tiempo, Octavio acabó de corregir el desbarajuste caótico que tenía montado en su centro por la acción de las embestidas de los trirremes de Antonio y se lanzó a liquidar a las galeras pesadas que cubrían la retaguardia de Antonio. Mientras, Agripa reorganizaba su flota y se lanzaba a la desesperada a la caza de Antonio que había logrado liberarse y huía a toda velocidad. Por suerte, los pocos trirremes de Agripa lograron cortar la retirada de Antonio mientras Octavio, que no hizo nada en toda la batalla, se relamía pensando en los honores que recibiría al llegar a Roma.

23:59 La táctica fue la adecuada y realmente la suerte tuvo mucho que ver en la derrota de Antonio. Ganó todas las iniciativas menos las dos importantes. Si las hubiese ganado habría escapado sin remisión. Pues los pocos trirremes que le quedaban a Agripa estaban desorganizados, sus buques pesados no hubiesen podido captura en persecución. Y la numerosa flota de Octavio se empecinaba en contar gaviotas y dar vueltas sin ton ni son. Lástima! Se le escapó a Antonio una victoria asegurada... gracias a la mala suerte y a que Agripa decidió echarse el peso de la batalla a sus espaldas y corregir su error inicial. Octavio simplemente no tuvo su día!

2 comentarios:

  1. Felicidades por la partida.
    Tuvo que ser divertido jugarla, ¡qué envidia de no haber estado allí! :)

    ResponderEliminar
  2. Si Pablo, fue la mar de divertida! Lástima que un par de malas iniciativas fastidiasen la táctica de Antonio jejeje.... Estos romanos Julio-Claudios siempre tienen la suerte de cara! Felicidades por el reglamento

    ResponderEliminar