El oceano estaba en absoluta calma; desdel el puente de mando de la Santísima Trinidad se podían divisar los tres grandes buques de guerra que la escoltaban. La flota española acababa de penetrar en aguas del Caribe y estaba preparada para afrontar cualquier imprevisto. Manel de Pizarro Rodríguez de la Vega y Victoriano Gómez de Balboa encabezaban la marcha apoyados de lejos por Jaume Sales Guzmán de Requessens y José Gutierrez Zumarrategui de las Cuevas. Sus navíos tenían la misión de llegar a Cartagena de Indias para reforzas la flota hispánica que había sufrido muchas pérdidas en recursos y buques a manos de los pérfidos y zarrapastrosos corsarios ingleses.
Duelo hispano danés en el que saldría perdiendo el español... pero nada grave |
"Le proporcionaremos un buque y una tripulación que será de su propiedad si nos ayuda a hundir el Santísima Trinidad" aseveró Sir Vick Tresachs. Su segundo, Lord Eustaq, le miraba con asombro. No acaba de entender como se depositaba tanta confianza en un renegado español pero español a fin de cuentas y además terriblemente borracho. No había marcha atrás. La escuadra la formaría Tresachs y Eustaq con su Ligthning que formarían la última línea para cortar el paso a la escuadra española (típico inglés) Lord John con su Sant Anne de prestado cuya misión sería darse cera con los mejor de la Corona hispánica y el aliado danés Cesarus Von Fich que rodearía al enemigo y lo atacaría por retaguardia. El ataque se lanzaría al paso de la isla de Cuba.
Victoriano acaba su almuerzo cuando un observador entró en su camarote con gran precipitación: "-Piratas, buques enemigos a estribor!!!". Con gesto decidido, el capitán del Trinidad salió a cubierta y ordenó zafarrancho de combate. Había que romper el cerco y pasar sí o sí... aquellas tropas y recursos no podían caer en manos de los perros de presa británicos. Jaume de Requessens se desmarcó del convoy español con la intención de defender la retaguardia y evitar que el buque danés hiciese una escabechina. El resto de la flota avanzó a toda vela mientras que los británicos hacían lo propio para interceptar a los españoles. La niebla del primer turno imposibilitó cualquier posibilidad de disparo.
El segundo turno se inció con un estruendo ensordecedor. Los cañones del buque danés rugieron y lanzaron un terrible anadanada que dejó sin habitantes ni oficiales las cubiertas del enorme buque español. La respuesta de los escasos supervivientes dejó algunos leves daños en el casco. Ambos buques se prepararon para hacerse más daño pero el temporal se recrudeció, una terrible tormenta imposibilitó más disparos y el poderoso viento alejó al navío español, que casi sin tripulación se dejó llevar... se sospecha que a reunirse con un tal Lord John que se jactaba de poseer del mejor Ron y las mejores mulatas del Caribe. El capitán Danés, viendo que el escolta ibérico estaba alejado para siempre de la batalla se lanzó a la persecución del resto del convoy con la intención de ayudar a sus aliados que se habían metido en la boca del lobo.
Lord John a toda vela había bloqueado el avance de la escuadra española y estaba en situación de disparar todo su armamento contra los frontales y las velas españolas. Pero lo que debería haber sido una masacre resulta que por la gracia divina (claro tanto rezar estos españoles para algo debe servir) y por la poca historicidad del reglamento (jojojojoj) quedó en cuatro maderas rotas, tres o cuatro españoles hechos pedazos y el buque de Lord John a merced de la respuesta hispánica que sí o sí acabaría en algo nada bonito para Lord John que como buen español en buque inglés había preparado su bote salvavidas para poder afrontar cualquier adversidad. No iba a desangrarse un español por un inglés, aunque fuese un renegado.
Manel de Pizarro viró a babor y descargó toda la batería de cañones contra el Sant Anne realizando algunos daños superficiales aunque nada grave. El Santísima Trinidad viró a estribor para esquivar a Lord John pero no pudo girar lo suficiente y colisionó. Tuvo la oportunidad de abordar y no lo hizo ains... jejej ya no hacen españoles como los de antes... El choque provocó daños graves al buque británico y muy leves al español que consiguió destrabarse y escupir todo su fuego a bocajarro dejando al Sant Anne hecho un pecio flotante. Lord John puso pies en polvorosa dejando a su suerte a los británicos bajo su mando.
-"Que se pierdan que a mí me espera una excelente botella de Ron en Tortuga". Con el Sant Anne fuera de combate los buques españoles, ahora en superioridad numérica se lanzaron a romper el cerco de la Royal Navy... barcos de excelente movilidad que... DIOS, SORPRESA! LOS ALMIRANTES BRITÁNICOS HABÍAN ORDENADO LANZAR ANCLAS! José de Gutierrez pasó al lado del pecio de Lord John con una sonrisa lasciva pero sin haber disparado ni un sólo tiro. Lord John había puesto rumbo a Tortuga y Jaume de Requessens se dirigía ya al mismo sitio.
Pese a todo, los dos buques británicos restantes siguieron con sus anclas y abrieron fuego contra el Trinidad dejándolo prácticamente sin velas. Cesarius, que fue el único "británico" que dio la talla, vio el desastre y dio la orden de bajar la velocidad y virar en dirección a Tortuga a disfrutar del local y del ron de contrabando de Lord John.
Sir Vicks y Lord Eustaq, anclados en medio del océano lanzaron su terrible carga de muerte sobre el Trinidad dejándolo sin aparejo pero la respuesta de sus 136 cañones dejaron al Lightning en llamas y con la línea de flotación hecha un Cristo. Vicks disparó con sus ligeros sobre el rezagado José de Gutierrez (que reía mucho y disparaba poco) dejando su buque en llamas y cortándolo esa sonrisilla maliciosa. Manel de Pizarro, sin duda el más rodado, se colocó en la posición idónea para martillear con fuego y acero el casco del buque insignia británico de Sir Vicks, que seguía convenientemente anclado como correspondía a todo buen buque inglés. Victoriano, con su coloso casi sin aparejo se situó trás el Lightning dándole cera con saña y rabia hasta que lo envió al fondo del mar.
El Lightning se hunde sin remisión |
"Ese perro de Lord John se ha cargado todo el plan, ya le dije a Vicks que no debía contratarlo" dijo Eustaq mientras era engullido por las azules aguas del Caribe. Victoriano y la Santísima Trinidad habían hecho la partida ellos sólos con el inestimable apoyo de Manel. Decidimos dejar la partida ahí y decidimos que era victoria decisiva española. Un pecio flotante, un buque hundido y otro que iba a correr la misma suerte en el siguiente turno eran argumentos más que suficientes para decretar una derrota aplastante británica. El Santísima Trinidad tenía ya poca movilidad pero los buques de José Gutierrez y Manel de Pizarro estaban en óptimas condiciones para llegar a Cartagena y volver a remolcar al Trinidad que esperaría tranquilamente agarrando un trozo de ancla que es lo único que iba a quedar del buque de Sir Vicks.
Excelente miniatura |
Jajaja, esto hay que repetirlo, ahora que ya conocéis como va el reglamento.
ResponderEliminarMira que echar el ancla los británicos!!!!! Ande da visto semejante desperdicio de maniobravilidad
jojojojojojoj la verdad que estuvo bien si... por lo menos nos reímos de lo lindo jejejejejej
ResponderEliminarJo que pena no poder ir .... ¡¡¡¡la próxima no me la pierdo!!!!
ResponderEliminarher komandant!!! seguro que hay barcos para usted así que cuando quiera! heil
ResponderEliminarbonito informe,
ResponderEliminarGracias por el recibimiento,la verdad que estuvo genial y me lo pase muy bien jugando la partida.
Espero jugar muchas mas con vosotros
un saludo
Att: Víctor
jejeejej no hay de qué Víctor... cuando quieras aunque espero que para la próxima te toque darte un bañito por las aguas del Caribe jejeje
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