Primera partida
Anna llena sus islas de espartanos |
En el turno 5 cuando todos empezamos a apostar fuerte, Anna dió un golpe en la masa y en una jugada que nos dejó a todos boquiabiertos se hizo con la victoria construyendo su segunda metrópolis a base de Sófocles y Platones, o sea de filósofos (cuatro filósofos conceden una metrópolis) La otra la había conseguido comprando el edificio caracterísitico de cada divinidad. Nos quedamos todos mudos y rápidamente salió el orgullo masculino (si es que no nos gusta perder jejeje) y pedimos la revancha. Anna no quería pero al final la medio animamos y accedió a concedernos nuestro capricho.
Segunda partida
Despliegue inicial |
Jaume siguió con su particular relación con Poseidón y puso sus piratas a hostigar mis islas así que me obligó a apostar fuerte por Poseidón para paralizar su estrategia... lo conseguí pero me impidió centrar mi atención en otros menesteres que resultaron capitales en el momento determinante de la partida. Esta apuesta para impedir que Jaume conquistase mi metrópolis me obligó a gastar unos preciosos recursos.
Sergio a lo suyo... no había visto tanto hoplita junto en una isla. Construyó su metrópolis a base de comprar edificios de cada divinidad y luego se limitó a comprar tropas y titanes que facilitasen la defensa de posibles invasiones mientras invertía en filósofos. Estuvo a punto de ganar... suerte que no vió que la clave era adorar a uno de los titanes que estaban en juego y que permitía robar un filósofo a otro jugador. Esto le hubiese permitido juntar cuatro y ganarnos de un plumazo. No se dió cuenta y luego se tiró de los pelos cuando se lo dijimos.
Yo decidí pasar a la acción. En vista a que en esta ocasión mi técnica capitalista no me había dado resultado... decidí apostar de entrada por crear una metrópolis a base de edificios de divinidad (cosa que conseguí) y luego dedicarme a comprar filósofos, mientras me defendía de las intenciones libinidosas de Jaume y sus piratas. Mi baza estaba en Atenea y, evidientemente no me dejaron ni olerla.
Anna se había propuesto demostrar que mi táctica de la primera partida era buena y acabó amasando una fortuna. Cuando decidió ponerse a jugar fue para fastidiarme la partida haciendo una ofrenda por Atenea imposible de superar. Arrrgh que rabia. Sobra decir que rápidamente usó su abundante capital para construir una metrópolis y comprar todo lo necesario para tener a tiro la segunda.
Llegamos a un punto en el que cualquiera podía ganar la partida y de nuevo los titanes fueron determinantesAl principio del turno 9 salió la Quimera y a todos nos saltaron los ojos de las órbitas sabiendo lo que eso significaba. Este titán permite escoger cualquier otro titán de los ya descartados. La apuesta a la divinidad y el orden de ejecutar el turno sería determinante. Anna usó su enorme fortuna para impedir que yo consiguiese a Atenea, dejándome sin opciones. Jaume tampoco tenía muchas y entre Juan y Sergio (que se disputaban a Ares para construir más tropas) le casi obligaron a contentarse con Zeus. Finalmente Juan ganó el control de Ares y Sergio se quedó con Poseidón.
El combate decisivo. Anna contra Juan, Juan contra Anna. El que ganase aquel combate ganaría el juego. En rojo los espartanos de Anna. Amarillos los tebanos de Juan. ¡A la carga! |
El combate final. Los amarillos, tocados por el favor de Ares, se van imponiendo poco a poco sobre los aguerridos espartanos |
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