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sábado, 22 de septiembre de 2012

Liberación de Puerto Sudán

Y los británicos? jojoj... ummm huele a Roastbeef...
Las vacaciones han paralizado las publicaciones en éste nuestro blog pero la buena vida se acabó y de nuevo toca recuperar el hábito de escribir y publicar (o por lo menos intentarlo) artículos interesantes de todo aquello que me apasiona -que no es poco-. El viernes pasado miembros del grupo Somatent del Club Alpha Ares de Barcelona jugamos una trepidante partida de miniaturas en 28mm a la Guerra Colonial del Sudán. Fue un preludio de la fantástica mesa de juego abierta que nuestros compañeros, Eustaquio y Víctor, están preparando para las Jornadas Alpha Ares 2012. La partida se jugó con el reglamento Mc Duffi en la frontera que podéis conseguir en la página del Club Comandante. El juego es ágil y muy rápido. Ideal para jugar con muchas escuadras y muchos jugadores. La partida se hace muy amena y, sobre todo, si tenéis la misma suerte que yo en estar rodeado por unos fantásticos compañeros (aunque muchos de ellos sean un colla de insurrectos y facinerosos britano-gavachos). Bueno pues, sin más dilación este modesto corresponsal procederá a publicar el parte de guerra - o informe de batalla- siendo fiel a la verdad e informando sin un ápice de posicionamiento ni favoritismo

Y aquí los adalides de la libertad, los heroicos líderes de las tribus que asaltaron Puerto Sudán. Cabe decir que el de la izquierda también hace el papel de pseudoreportero anti británico jojojoo. 
Los de la Pérfida Albión se las prometían felices.
Tropas inglesas preparan la defensa
 El comandante inglés tomaba el sol sobre el tejado de uno de los edificios de Puerto Sudán. Desde allí tenía una posición privilegiada para extasiarse ante la inmensidad del desierto mientras daba cuenta de una botella de ginebra de la City. El calor era sofocante y la ciudad rebosaba de actividad. La población autóctona se había rebelado en masa, y por doquier, miles de sudaneses alzaban al cielo sus primitivas armas lanzando consignas ( algunas de las lindezas no son aptas para las mamás de los brits) a favor de la libertad de la patria y promoviendo la expulsión del invasor. Muchos fuertes habían sido tomados al asalto por una marabunta de negros de tal calibre que las modernas armas europeas se mostraban insuficientes e incapaces de detenerla. La guerra estaba constando sudor y sangre al noble pueblo de Sudán, pero los británicos también sufrían pérdidas, la imagen de decenas de cabezas cortadas y empaladas de la primera compañía atormentaba al comandante. ¡ No pude hacer nada por ellos, con suerte pude salvar a mis hombres! Las caras de aquellos paisanos que jamás regresarían a sus casas se le aparecían como fantasmas y sólo se dispersaban al ingerir un nuevo trago de licor. En el pueblo, las tropas imperiales y sus aliados se apresuraban en apuntalar los muros y en levantar barricadas. Aquel era el único puerto comercial del país y sin duda sería blanco de un ataque inminente.

Miles de sudaneses se acercan a Puerto Sudán ante la atónita mirada de la plana mayor pirata, digo inglesa, al fondo
Los coloniales preparan su cañón para cubrir una brecha
El comandante Sir Vic  Tresachs llevaba ya una torta de campeonato cuando vislumbró una nube de polvo que se alzaba desde el horizonte. Se frotó los ojos. Aquello no podía ser más que un espejismo. Era demasiado pronto para un ataque se dijo así mismo. Dió otro trago a la botella y se despanzurró en la butaca. La calma no le duró mucho tiempo. La sargento Liberty subió hasta su posición: ¡Sir, miles de negros encabronados vienen hacia nosotros! Les tenemos bajo los muros! Tresachs se levantó de un salto y se pellizcó la cara, aquello no era ningún espejismo, sino una horda ululante que tenía cercado el poblado por todos los costados. El comandante dió la voz de alarma y todas las unidades ocuparon precipitadamente sus posiciones. La escuadra de Sir John se encontraba en las afueras mirando un harapo con cuatro barras y una estrella que se habían encontrado al lado de un arbusto cuando escucharon las campanas. Rápidamente enarbolaron aquella estelada y formaron en línea para intentar socorrer el pueblo. Sir James comenzó a disparar a discreción desde el tejado abatiendo a muchos enemigos. Era un líder temeroso y bisoño y no estaba dispuesto a abandonar aquella posición privilegiada. Mientras, el sargento Eustaq apoyado por el cañón del turco José Pachá deberían sostener el centro ante el virulento ataque que se avecinaba.

Sir James mantiene disciplina de fuego mientras Eustaq apuntala la brecha central
Por el centro en dos oleadas serían el señuelo
Las balas escupidas por los modernos rifles no se qué Henry, silbaban alrededor de las avanzadillas sudanesas. Muchos negros caían ante los certeros tiros británicos pero nuevos y vigorosos jóvenes recogían las armas de los caídos y seguían avanzando alentados por el ansia de libertad, por las arengas de sus jefes y por la posibilidad de violentar unos cuantos traseros británicos. Los cuatro jefes habían avanzado a marchas forzadas a través del desierto para coger a los británicos en pelotas, digo con las defensas sin preparar, la idea era penetrar por la gran brecha en el muro central. Las tribus de Javif Mulahad y Juan ibn Segurasalam serían las encargadas de abrir brecha y atraer el fuego inglés mientras Sergeh al harcon y Jau me lo halal penetraban por las débiles posiciones del flanco. Javif y Segurasalam sabían que muchos de sus hombres caerían pero otros vendrían en su lugar para expulsar al invasor: Salah Malecunnnnn!!!!! UhUh Uh Uh.... Los negros se lanzaron al esprint contra las líneas de británicos. Los ingleses disparaban una ráfaga tras otra. Muchos enemigos caían pero la horda estaba cada vez más cerca. Si lograban romper la formación la ciudad sería de los sudaneses.

Mientras Jau-me lo Halal y Hal arcon deberían aplastar la débil resistencia del flanco y copar a los defensores
Al asalto
El choque fue brutal! La primera oleada de negros había sufrido muchas bajas y tuvo que reorganizarse pero gracias al sacrificio, la segunda oleada colisionó violentamente contra la línea de Sir Eustaq. El somatent independentista de Joan se acercaba por el flanco pero el fuego de sus fusiles no era suficiente para contener a los sudaneses. Mas y más llegaban por todos lados. Armados de lanzas, piedras, espadas y algún rifle capturado, estaban dispuestos a hechar a los casacas marrones al Mar Rojo. La sangre brotaba por todos lados. Decenas de cadáveres sudaneses se apilaban y formaban ya un muro natural que impedía a los británicos disparar. Los veteranos de Eustaq mostraron su valor durante toda la partida y aguantaron como colosos repeliendo uno tras otro los asaltos que se sucedían. No perdieron ni un combate en toda la partida jejeje excepto, el importante. Gracias a la ayuda de los cañonazos de José Pachá, la determinación de Eustaq y algún tiro suelto de James (que se negaba a bajar del terrado) el asalto central fue repelido. Muchos enemigos yacían muertos o heridos pero sin duda no se habían rendido. Aquellos impetuosos sudaneses se estaban reorganizando para volver a atacar.

Los británicos logran aguantar con el apoyo de los hacedores de Kehbab
El primer ataque fue repelido pero fue necesario gastar todas las balas de cañón y los británicos quedaron desorganizados
 A José Pachá no le quedaban balas de cañón y azuzó a algunos hombres de la dotación a correr al polvorín. El enemigo ya volvía para realizar otro brutal asalto. Los turcos sabían muy bien lo que les esperaba si aquellos encabronados negros los cogían. Habían matado a muchos de los suyos y lo más probable es que hiciesen con ellos carne de kebab ensartándolos en sus lanzas. Uh Uh Uh Tam Tam Tam retumbaban los tambores. El centro sudanés volvía a la carga.... Los piratas ingleses se las prometían muy felices mientras podían disparar. Pero se había acabado el chollo; el enemigo estaba encima y no iba a dejar de presionar.

El centro se reoganiza y se lanza al ataque ante el pavor de los británicos.
Hal Arcon atrae la atención de los coliniales
Mucha peor suerte corrían las defensas del flanco. Jau- Me-lo halal había pasado por encima del cañón británico y penetraba en el pueblo por una brecha mal defendida. Un cañón capturado y la dotación británica retrocedía a reforzar la línea de la Sargento Liberty que era lo único que separaba a los sudaneses del flanco de la victoria. Hal Arcon la tenía entretenida con constantes cargas suicidas que no conseguían más que engrosar el número de bajas sudanesas. El muro era sólido en aquel lugar. Pero los sudaneses volvían una vez tras otra atrayendo el fuego inglés mientras que los escaramuceadores de Halal  iban rodeando poco a poco a los británicos. El comandante Tresachs seguía en su tejado embriagado de ginebra. Estaba aislado pero su borrachera le impedía alterarse. Total, ¡A Port Sudán se venía a morir!

...mientras lo Halal, sin sufrir ni una baja, captura el cañón penetra en el pueblo y encula a un par de ingleses desprevenidos
Refuerzos sudaneses llegan sin oposición
Las cosas comenzaban a pintar mal para los corsarios imperialistas. Aunque los valerosos veteranos de Sir Eustaq, apoyados por los artilleros turcos de José Pachá, estaban aguantando estoicamente la línea repeliendo un asalto tras otro; Cientos de enemigos penetraban por la brecha abierta en el lugar del cañón capturado. El hervidero de insurrectos era cada vez mayor y la escuadra de la Sargento Liberty estaba siendo copada y comenzaba a estar en serios aprietos. Las hordas de Hal Arcón se encaramaban a los muros, sedientos de sangre y venganza. Habían derribado varias secciones de pared y su superioridad numérica comenzaba a hacerse notar. La resistencia británica estaba al límite y el futuro de la guarnición se ennegrecía por momentos. Un soldado subió a la posición del comandante Tresachs que, aunque ebrio, demostraba su excelente puntería abatiendo negros con su pistola desde el tejado. Con la otra mano sostenía su preciada botella de ginebra. El soldado alertó de peligro por la retaguardia. Varias pateras locales llegaban cargadas de enemigos y no había nada ni nadie que pudiese impedir el desembarco. Ahora si era el fin. Acabarían todos como la primera compañía: con sus cabezas empaladas y expuestas al sol.


La situación británica comienza a ser preocupante en todos los sectores. Sólo el centro aguantaba.
El centro vuelve a la carga y finalmente....
El centro sudanés hace retroceder a Eustaq
Los hombres de Sir James disparaban a discreción desde el tejado, pero su fuego era insuficiente... ni siquiera con el apoyo de la escuadra de Sir John, que había dejado de coger setas y corría al pueblo para socorrer a sus jodidos compañeros con la estelada al viento, eran capaces de detener la masa de enemigos que una vez tras otra chocaba contra la línea de Eustaq con una violencia sin parangón. Eustaq sabía que la resistencia británica estaba a punto de quebrarse. Algunos turcos de Pachá corrían hacia el polvorín en busca de munición, pero la mayoría estaba intentando entenderse con algunos sudaneses para evitar ser vejados y convertidos en carne de shawarma. El comandante Tresach
 estaba aislado y completamente ebrio, su salvación era imposible y estaba condenado a una muerte segura (previa tortura y violentamiento, claro está). Las tropas de Eustaq se mostraban inquebrantables pero no podian resistir siempre. A voces intentaba que Sir James abandonase el tejado y bájase a apuntalar la línea. El líder bisoño, muy cauto, no estaba muy convencido pero, ¡órdenes eran órdenes! Y además las hordas de sudaneses de Pedrohamed estaban saltando ya de las chalupas. La situación era crítica. Un feroz asalto por el centro abrió por fin una brecha entre las filas de Eustaq y su escuadra, que había luchado con enorme valor, debió retroceder al interior del poblado para evitar ser masacrados. La puerta estaba abierta. Los turcos estaban aislados mientras Sir James tocaba el violín en el tejado. Los seteros de Sir John no pudieron abrirse paso hasta el pueblo y formaron en línea para mantener disciplina de fuego. Los sudaneses ni les hicieron caso. El postre estaba en el pueblo y por fin les habían tomado nota: era hora de comer tarta inglesa.

La unidad de Liberty está diezmada. Tresachs en el tejado (completamente ebrio) y brecha en el centro.
Sir James apuntala la brecha. pero no aguanta ni un asalto
Los veteranos de Sir Eustaq no perdieron la calma y se retiraron en formación manteniendo a distancia a los escaramuceadores sudaneses pero los refuerzos enemigos lanzaron un nuevo asalto y los veteranos coloniales debieron mostrar de nueva su moral de acero en un sangriento combate. La determinación británica, contra pronóstico, repelió el asalto y los sudaneses debieron retroceder hasta sus barcos. Sir Eustaq, viendo que la cosa pintaba funesta, mandó formar en círculo y mantener la posición hasta el último hombre a lo Custer. El centro era ya un hervidero de enemigos y los turcos estaban ya de rodillas pidiendo clemencia (y algunos en otras posiciones más... digamos...lascivas). Sir James, pese a su indecisión, vió claro que si había alguna posibilidad de sobrevivir era bajando y luchando a bayoneta. Sus hombres formaron línea para apuntalar el centro y aliviar la desesperada situación de Sir Eustaq. Pero su valía no era equiparable a la de sus paisanos y su resistencia fue quebrada en el primer asalto. Sir James y los pocos hombres que le quedaban huyeron hacia la posición de Eustaq. ¡Quién me mandaba a mí bajar del tejado!

Los brits se hacen fuertes en el centro de Port Sudán. Sir John y sus almogávares siguen cazando moscas
El asalto final fue devastador. Los turcos se rinden y la escuadra de Sir James es atacada por el flanco en plena huida
Sir Tresach recibiendo los arrumacos de unos sudaneses
Jau.-me lo Halal, líder prudente que aspiraba a tirano del país una vez liberado, había sabido mantener a sus hordas frescas. Era el momento de su jugada maestra. Aprovechando el sacrificio de sus vecinos, Lo Halal mandó ataque general y sus negros penetraron como una marabunta sin oposición. El comandante Tresachs desapareció entre enormes cuerpos desnudos de ébano. Las tropas de Halal envolvieron la escuadra de Liberty y a los supervivientes artilleros y éstos, hostigados por dos frentes, fueron masacrados huyendo los supervivientes al desierto (de donde no creo que volviesen). La otra parte de la horda se lanzó a apuntillar el centro. Un grupo de agresivos sudaneses acabaron de rodear a José Pachá que, tras ver saltar por los aires tres o cuatro cabezas y ver como un grupo de sudaneses engrandecían los agujeros de uno de los suyos, decidió rendir el cañón, clamar por la gloria de Alá y pasarse al enemigo. El resto de la horda de Jau-me lo Halal asaltó a las tropas de Sir James y Sir Eustaq apoyando un nuevo ataque de Pedrohammed desde las pateras y las tribus del centro que venían saltando como locos agitando sus espadas al cielo. El último ataque fue devastador. Sir James y su unidad desaparecieron bajo los pies de cientos de encolerizados sudaneses que se lanzaron sobre los cuerpos para saquearlos y despedazarlos.

Liberty y algunos supervivientes huyen hacia el desierto. El flanco se colapsa definitivamente con el ataque de Halal
Port Sudán conquistado
La veterana escuadra de Sir Eustaq tampoco pudo aguantar y tras perder varios soldados consiguió mantener el orden y retirarse poco a poco hacia las posiciones de Sir John. Desde donde los dos juntitos retrocederían a un lugar menos hostil. Port Sudán estaba en manos de sus dueños locales y ahora toda la masa lanzaba gritos de jubilo y aclamaba a su héroe, Jau-me-lo Halal, como nuevo Mahdi y Caudillo del pueblo de Sudán. Las pérdidas habían sido cuantiosas pero más y más tribus seguían llegando al lugar. Tocaron los tambores, bailaron, fueron felices y comieron perdices (bueno en realidad eran trozos de inglés a la vizcaína)

Hal Arkono acabando con los restos de la dotación artillera
De izq a der: Sir John, Sir James Gruas, Comandante Tresachs, Lord Eustaq (paso de Sir a Lord por su increible papelón)
José Pachá intentando congratularse con sus aliados tras su vil traición. ¿Les estaría ofreciendo Kebab completo con picante?
Sir Víctor y César (que se lo pasó pipa haciendo de máster y viendo como los negros jugaban al teto con los brits)
23:59 Una excelente partida que debemos perfeccionar un poco. Sin duda lo que era un proyecto de Víctor y Eustaquio ha sido acogido en masa por muchos otros compañeros. Nos hemos lanzado a comprar sudaneses como locos! Agradecer también la paciencia de César que dirigió la partida en medio de un grupo de cabr... de gente impulsiva. No faltaron risas y aprendimos a usar unas reglas ágiles y que sin duda volveremos a jugar. Los que vinieron nuevos se lo pasaron pipa. Y los más antiguos también. La verdad es que cuando nos ponemos...Hasta el Mercenario disfrutó como un niño dirigiendo las hordas sudanesas en pos de la libertad.