Lucius Segura,
había recibido el mando de las fuerzas confederadas de los bosques de Luisiana,
su predecesor, un O’hara, había sido fusilado por conducta cobarde e indecorosa
tras retirarse sin motivo dejando vendidos a los muchachos de Kentucky. El
nuevo general, un hombre capaz y de probada moral, escudriñaba los mapas para
encontrar un punto que facilitase el cumplimiento de la misión suicida que el
alto mando le había encomendado. ¿Penetrar por ese muro de tropas bien
pertrechadas y parapetadas con tan escasas fuerzas? Parecía tarea imposible.
Pero la recompensa era demasiado suculenta como para dejarla pasar, cercar y
capturar a una parte importante de las fuerzas expedicionarias enemigas. Aun
así, se hacía necesario elaborar un plan más acorde con las opciones y los
recursos reales. Las brigadas frescas de Arkansas y Texas lanzarían un ataque
frontal contra el flanco de la Unión. La idea era romper la línea si era
posible y colarse en la retaguardia, esto era muy poco probable vistos los
recursos, pertrechos y remplazos que llegaban en masa a las líneas de los
perversos enemigos del orden natural de los Estados Unidos de América. Las
fuerzas al ataque debían cargar y frenar a los casacas azules antes de que
lanzasen su esperada ofensiva sobre Chickamauga. Mientras dos brigadas de
veteranos despedazarían a una hueste de saqueadores y violadores nordistas que
se había separado de la fuerza principal para mancillar el honor de las flores
del Sur. Luego todas las fuerzas debían retroceder a una línea defendible al
Sur y hacer frente un esperado ataque. Tras explicar el plan a sus oficiales el
general Lucius expulsó a todos de su tienda y redactó una carta con su última
voluntad, un extraño pálpito le decía que no saldría vivo. Un caballero de la
Confederación abrazaría la muerte con orgullo y felicidad, si ésta lo reclamaba
en defensa de la Libertad y de la Patria.
La Unión recibía
pertrechos y hombres en cantidades industriales, y el alto mando, sabía que el
momento era propicio para lanzar la tan esperada ofensiva sobre Chickamauga.
Tres brigadas frescas y totalmente equipadas se preparaban tras las posiciones
de vanguardia para lanzarse al ataque con las primeras luces del alba. No se
esperaba ninguna acción enemiga de relevancia y las poderosas defensas del
frente estaban bien guarnecidas con artillería y tropas. No había noticias de
James Ribs, que había salido días antes a violar y saqu… digo, a explorar y a
recabar información sobre el paradero de las fuerzas enemigas y del Mississippi
Herald, que se las apañaba para mantener una estructura que garantizaba la
publicación estable del diario y mantenía alta la moral de las tropas de la
Confederación. La noche era apacible y nadie esperaba un ataque hasta que del
linde del bosque se lanzaron a la carga los hombres de la Confederación. Las
balas silbaban por doquier y la escoria nordista, desde sus poderosas trincheras
y fortificaciones tomaron posición para contener el ataque.
Los valerosos
hombres de Marcus y Alarcón se lanzaron
en formación compacta contra la línea fortificada de la Unión. A mitad del
avance comenzaron a recibir metralla y plomo y las primeras bajas comenzaban a
caer, pero esto no quebró la voluntad sureña y la fuerza de choque siguió
avanzando. Un pequeño grupo de ratas unionistas, se había escabullido por el
flanco y descargaba su fusilería a traición, pero los tejanos de Alarcón y los
jóvenes impetuosos de Marcus continuaron su asalto suicida. Josef y Peter, ya
curtidos, al frente de las defensas nordistas arengaron a sus tropas para que
no desfalleciesen ante la visión aterradora de los aguerridos caballeros del
Sur. Mantener a las ratas en posición era una tarea ardua y difícil, ya se
sabe, la chusma no tiene moral. Lástima que tuviesen de su lado los mejores
recursos y en gran cantidad.
Más al este, James
Ribs se vio sorprendido por los sudistas de Tresaco y tomaron posiciones
defensivas para contener al enemigo. Mientras desplegaban, gritos a la
retaguardia precedieron a un mensajero que informaba a Ribs que la brigada de
Long John al frente del suboficial Xavi se acercaba por detrás. Los hombres de
New York estaban cercados. Ribs arengó a sus saqueador…., digo soldados, para
resistir hasta el último hombre, pues no podían esperar compasión del enemigo
tras haber saqueado sus tierras, expoliado sus plantaciones y sindicando a los
“asalariados” de la Confederación.
Las fuerzas de Xavi
y Tresaco tenían órdenes de deshacer a los mendigos y saqueadores del norte y
si era posible apoyar el esfuerzo principal de Lucius al frente del ataque
frontal. Si no era posible, una vez destruida la fuerza enemiga debían
retroceder a la línea de defensa que conservaba Eustaq en la retaguardia. Xavi
y Tresaco debían exterminar a los perros de presa de la Unión que durante días
habían violentado a mujeres y niños de la Confederación. Venganza!
El fuego defensivo
nordista no logró para el avance sureño. Las bajas se agolpaban a los pies de
las posiciones fortificadas pero los impetuosos soldados sudistas se prepararon
para lanzar su asalto en masa. Yeeeeeeeeeeeeeejahhhhhhhhhh!!!! Chillaban
mientras toda la línea se lanzaba cuesta arriba impasible ante la atronadora voz
de los cañones y la mortífera lluvia de plomo que provenía de las posiciones de
la Unión. A la cargaaaaaa!!!!!!!!!
La brigada Marcus
hostigada por el flanco fue contenida por el fuego defensivo y debieron
agarrarse al terreno mientras recomponían su moral tras el gran número de bajas
recibidas en su avance, el fuego concentrado de metralla y fusilería preparado
por Peter y John Ruzafa, había logrado por fin controlar un poco la situación.
Los tejanos de Alarcón también sufrieron una gran cantidad de bajas asaltando
los fortines y trincheras, algunos de sus batallones se desmoralizaron y
buscaron cobertura, pero la mitad logró cargar y abrir una pequeña brecha en
las líneas de Josef que sufrió en sus carnes el arrojo del Sur en combate
cuerpo a cuerpo, dejando a sus tropas seriamente tocadas (si es que no lo
estaban ya). Alarcón, reorganizó y recompuso sus unidades para lanzar una
segunda carga, mientras Marcus recibía órdenes del general Lucius de aguantar y
contener el flanco derecho izquierdo de la Confederación todo lo que fuera
posible.
Los hombres de Ribs
se vieron sorprendidos desde todos los lados, perdiendo un par de batallones
enteros en los primeros compases del combate. Todo pintaba a que el mandamás
del sector iba a caer en nuestras manos. Sería convenientemente pasado a
cuchillo y mostrada su cabeza ante la consternada chusma de la Unión. Tresaco y
Xavi (lugarteniente de Long John, actualmente de permiso) debían aplastar la
resistencia de los Erradicares de Boston y confluir en el punto de ruptura para
apoyar la carga tejana. Lucius Segura había dado órdenes de cargar y cargar,
someter al enemigo rápidamente en combate cuerpo a cuerpo. El Coronel Tresaco
no lo tenía claro, tenía fama de conservador y de ser un poquito gallina, algo
impensable en un caballero del Sur. Sería un agente doble? En el momento
crítico de la batalla, Ribs arengó a sus tropas a resistir hasta el último
hombre y sacrificarse para impedir que todas las fuerzas sudistas confluyesen
en el debilitado flanco de la Unión. Esos rebeldes se comportaron como
auténticos hombres del Sur y aprovechando la indecisión de Tresaco, aguantaron
la posición más tiempo del que debían.
La fusilería
confederada atravesaba las carnes de los valientes de Boston, pero éstos muy
tocados y apoyados por una pieza de artillería, se las arreglaban para mantener
a raya a una oleada tras otra.
En el centro, el
general Lucius combatía junto al Coronel Alarcón abriéndose paso a través de
los perros rebeldes del norte. Habían abierto brecha y ya se habían llevado por
delante a la Brigada Josef, cuyos restos ponían pies en polvorosa. Aun así la
ayuda no llegaba. Marcus estaba haciendo su labor aguantando el flanco, pero no
podría mantener mucho más la posición. Se enviaron mensajeros a contactar con
Tresaco.
¿Dónde diantres
estaban Tresaco y sus refuerzos? La situación era complicada, sin refuerzos ni
apoyo no se podía mantener el impulso ofensivo y pronto las unidades de
vanguardia quedaron detenidas y trabadas en combate cercano a pocos metros del
objetivo. Pronto los valerosos defensores de los Estados Unidos quedaron
rodeados de salvajes y depravados casacas azules. Más y más brigadas llegaban
al combate, sus refuerzos parecían no tener fin. Y finalmente, la cantidad de
purria, se impuso a la calidad. Los confederados cedieron terreno ordenadamente
ante la llegada de más y más enemigo. Estaban siendo hostigados desde todos los
lados.
Un hombre a caballo
llegó hasta las posiciones de Tresaco. Éste mantenía una disciplina de fuego
sobre el enemigo y ya lo tenía muy tocado pero no lograba deshacer la formación
de Ribs.
-¿Dónde se mete,
maldito incompetente?, le necesitamos aquí! Haga el favor de echarle cojones,
acabe con el enemigo y ponga rumbo a nuestra retaguardia para sostener una vía
de retirada seguro junto a Eustaq. Ya que no ha sido capaz de apoyar el
esfuerzo principal, espero que su “talento” le dé para cumplir este nuevo objetivo.
Usted mismo, o lo cumple o le mando fusilar.
Los hombres de
Tresaco y los tejanos de Xavi se aprestaron a una carga definitiva sobre las
maltrechas huestes de Ribs, que sin duda con su sacrificio había logrado parar
dos brigadas que hubieran tenido un efecto devastador en la retaguardia de la
Unión. La resistencia de los Erradicadores fue el único acto digno de mención
de todo el ejército nordista, mostrando un arrojo y una determinación que jamás
habíamos visto entre esos bastardos traidores. Yeeeeeeeejahhhhhhhhhhhhh
chillaron al unísono los hombres de la Confederación, y cual estampida
penetraron al asalto entre los supervivientes de la brigada Ribs. Los agotados
casacas azules cedieron ante el empuje y cayeron como fruta madura, pisoteados
y destrozados por el efecto de los golpe de culata y los tajos de bayoneta. El
alto mando confederado dio orden de que se les enterrase y se les rindieran
honores de soldado. Ribs aguantaba pistola en mano con un puñado de valientes.
Un muchacho se puso delante para detener una bala con su pecho. Con su último
aliento pidió al oficial que huyese para combatir otro día. Ribs dio orden de
retirada, los escasos supervivientes se dividieron en pequeños grupos y huyeron
como pudieron junto a sus asquerosos camaradas.
Lucius y Alarcón
estaban a punto de ser rodeados por una marabunta de esos insectos putrefactos
libertadores de esclavos. Los emisarios traían noticias de Marcus y Tresaco. El
flanco izquierdo no podía resistir más. Tresaco había acabado con la
resistencia de Ribs y se dirigía a formar una línea junto a Eustaq en la
retaguardia. No había más opción. Lucius mandó mensajeros a Marcus con la orden
de retirarse y retroceder a posiciones seguras. Lucius y Alarcón prepararon a
sus hombres para retirarse ordenadamente y plantando batalla, el grueso de las
fuerzas confederadas escapó con éxito, pero una bala traidora impactó en la
espalda del General Lucius quedando herido de gravedad. Murió horas después en
el campamento. El sur había perdido a un valeroso personaje. Finalmente los
nordistas no pudieron penetrar las líneas de contención de la Confederación y
ambas fuerzas perdieron a muchos hombres, pero los nordistas, a pesar de tener
mayores fuerzas, se llevaron la peor parte siendo exterminados los Erradicadores
y dejando a la Brigada Josef diezmada. Las filas del Sur también lamentaron la
muerte de muchos e insustituibles jóvenes devotos a la causa. Pero todas las
brigadas mantuvieron su cohesión como unidad y se retiraron con éxito a
reorganizarse.
23:59 A pesar de
las condiciones pro nordistas fijadas por el master (y árbitro y ocasional
oficial de la Unión), el resultado objetivo de la batalla fue el de empate
táctico, y un golpe moral para el norte que con recursos superiores no logró
sus objetivos siendo acorralados y asaltados por una fuerza inferior en número.
Ribs se lleva el título de héroe de la jornada por su impresionante resistencia
contra fuerzas superiores claro que, en frente tenía al bluf de la jornada:
Tresaco. Que con su actitud conservadora perdió un tiempo valioso que costó la
victoria a la Confederación (no podemos responsabilizar a Xavi pues seguía
órdenes de Tresaco que ostenta mayor grado, aunque esto cambiará y corren
rumores de que será destinado a limpiar letrinas rodeado de caimanes. El resto
de oficiales de ambos bandos actuaron competentemente sin nada a destacar. Lucius Segura cayó en acto de servicio. Su
táctica acertada o no era la única factible dadas las circunstancias. A pesar
de todo ya está muerto, y Dios nuestro Señor jamás juzga a los caídos!
John Segura McKenna,
Mississippi Herald.
Viva la Confederación,
Viva el General Lee!